La ciudad se pinta de primavera

03 de marzo de 2021

Con la llegada de la primavera, nuestra ciudad se pinta de colores gracias a las distintas flores de árboles y arbustos, como el flamboyán, las buganvilias o los colorines, pero sin duda, el más famoso de todos es la jacaranda, que llega a vivir más de 100 años y medir aproximadamente 20 metros de altura.

Existen poco más de 50 especies registradas, pero la que nosotros conocemos es la Jacaranda mimosifolia: jacaranda azul, originaria de Sudamérica. A pesar de ser muy “jacarandosa”, su nombre no proviene de esta última palabra, su origen viene del portugués Yacarandá que significa oloroso, lo cual es curioso ya que su flor no tiene aroma y es más bien conocida por sus vistosos retoños azul violeta.

Su presencia nos llena de buen humor, vibra positiva y color, no por nada Nelson Mandela era fanático de ellos y llegó a mencionar que los momentos más agradables durante su juicio por traición fueron los almuerzos bajo la sombra de los árboles de jacarandas en los jardines de Pretoria.

Este árbol se encuentra adornando varias metrópolis alrededor del mundo y en nuestro país lo puedes encontrar en ciudades como CDMX, Querétaro, Uruapan, Tlaxcala y, por supuesto, en nuestra bella Guadalajara. Pero, ¿cómo llegó para enjoyar nuestras calles?

Tres versiones

No se sabe a ciencia cierta cómo llegó a México, sin embargo, existen tres versiones que te describimos a continuación:

  • El jardinero japonés

Se dice que en el siglo XX un jardinero migrante de Japón, Tatsuguro Matsumoto, puso su negocio en la colonia Roma de CDMX, donde cultivaba estos árboles que trajo de sus travesías por América del Sur. En esta versión, Matsumoto se dedicaba a decorar jardines con estilo oriental y popularizó los árboles de jacarandas por su parecido a los árboles de cerezo. Se cuenta también que posteriormente aconsejó a Pascual Ortiz Rubio para su adopción en las calles de la ciudad.

  • El presidente quería cerezos

Esta historia parece ser un poco más amigable, ya que los árboles de jacarandas representarían un regalo del pueblo nipón al pueblo mexicano. Si lo ponemos en contexto, a principios del año 1912, Japón regaló a EE. UU. alrededor de 3 mil cerezos para la ciudad de Washington. Un año después, Plutarco Elías Calles, en un viaje a la capital estadounidense, vio sus calles llenas de “nubes rosadas” y le encantó. A su regreso le pidió al presidente de México de aquel entonces, Pascual Ortiz Rubio, que solicitara el mismo regalo al gobierno japonés.

Sin embargo, los japoneses le hicieron ver al presidente de México que los cerezos no crecerían debido al clima, pero se comprometieron a encontrar el árbol perfecto para engalanar las calles de CDMX y así fue como, en esta versión, llegaron los árboles de jacarandas a nuestro país.

  • El Apóstol del Árbol

Aquí se cuenta que Miguel Ángel de Quevedo, conocido como el Apóstol del Árbol y encargado de pulmones citadinos como el Desierto de los Leones y los Viveros de Coyoacán en Ciudad de México, fue el responsable de traer el árbol de jacaranda al país, pero no para decorar sino por su madera. Con el tiempo descubrió su utilidad para adornar espacios públicos, ya que, en teoría, no daña la estructura. Además, introdujo la especie para adornar calles, como la avenida Insurgentes.

Sin importar la verdadera razón, cada año entre marzo y abril podemos observar este bello espectáculo natural donde florecen los capullos que ornamentan de manera increíble la Perla Tapatía y muchas otras ciudades. De cualquier forma, ¡gracias por los árboles de jacarandas!

Fuentes:
Alto Nivel
Milenio
El Universal

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