En los últimos años, los gobiernos del PRI y del PAN han logrado conseguir lo que nadie pudo: que Guadalajara ocupe el primer lugar del país… pero de deuda pública. Y que sea el campeón en los municipios con la nómina más grande del país de los 2 mil 441 municipios, con 12 mil 70 empleados.
En una década, los pasivos se quintuplicaron hasta llegar a los cerca de 5 mil millones de pesos, una situación que pone en grave riesgo a la ciudad de caer en un hoyo financiero.
Las malas decisiones administrativas y la ineficacia en el uso de los recursos públicos, han convertido en un caos a las cuentas públicas de la segunda ciudad más importante del país. Quienes hoy presumen de haber saneado las finanzas de Jalisco, han sido los responsables de que la deuda pública haya crecido sin control.
A pesar de la gravedad del problema, los gobiernos panistas y priistas han preferido mirar hacia otro lado y han intentado ocultar este tema a los ciudadanos. Se han dedicado a administrar su fracaso reestructurando, y aplazando la deuda, pero sin resolver el problema de fondo. En lugar de optar por políticas de austeridad, por un mejor control del gasto público, por fomentar el ahorro, por hacer más eficientes sus recursos, optaron por la salida fácil: la deuda irresponsable.
Detrás de los principales problemas de Guadalajara, en materia de seguridad, de calidad de sus servicios públicos, de la mala situación de su cuerpo de bomberos, está la deuda, ya que la deuda ha maniatado la inversión pública.
Por eso es importante que ahora hablemos de ello. No se trata de criticar el endeudamiento público porque sí, sino de la forma poco eficaz de manejarla.
El municipio de Tlajomulco es un ejemplo del uso responsable de una deuda sana que no ha desequilibrado su presupuesto, ni afectado su capacidad para prestar los servicios adecuados a los ciudadanos y para invertir en obras que mejoran la calidad de vida de sus habitantes: A través de nuevos parques públicos, centros multidisciplinarios, vialidades en buen estado, ciclovías, plantas tratadoras de agua.
Cuando se administra responsablemente el gasto y se planea la deuda de manera estratégica para mejorar la infraestructura de un municipio, y se cumple a tiempo los compromisos con los acreedores, se tiene una oportunidad para desarrollarse y no para estancarse. En Guadalajara deberían tomar nota de ello.