Peña Nieto dio inicio el jueves a una nueva etapa de su sexenio. Jugándoselo todo, a ganar o morir, anunció una serie de reformas contenidas en diez medidas con el objetivo de incrementar la seguridad, garantizar el estado de derecho, combatir la corrupción y transformar el sistema de justicia.
Una de las grandes medidas, y que más nos involucra a los jaliscienses, es la creación de las policías estatales únicas. Jalisco, Michoacán, Tamaulipas y Guerrero, serán los primeros que adoptarán a los nuevos cuerpos.
Sin entrar en detalles, Peña anunció que en el próximo periodo ordinario de sesiones presentará “una amplia agenda de reformas para mejorar la justicia cotidiana”.
El acto del jueves representa una reedición del Pacto por México, la segunda parte de aquel pacto que tanto daño ha causado a la sociedad con medidas impopulares y lesivas contra la economía.
Sin embargo, ambos pactos han generado poca confianza en la sociedad de que las cosas mejorarán. Las reformas terminaron lastimando la economía de las familias. Además, si atendemos el pulso de la opinión pública, los memes y las burlas en redes sociales por la creación de la línea de emergencia 911 confirman a una sociedad que ya no otorga el beneficio de la duda.
Habrá que ver si las medidas de choque propuestas, entre ellas el Operativo Federal en la región de Tierra Caliente (Guerrero y Michoacán) y la creación de una Ley contra la infiltración del crimen organizado en municipios, surtirán efecto.
En una democracia como la mexicana, las cosas no siempre se solucionan con leyes que terminan siendo poesía legislativa. Anunciar nuevos marcos normativos y operativos es como hacer un brindis al sol, mandar un mensaje tranquilizador de que las cosas van a mejorar. De hecho, precisamente así título Peña Nieto a su mensaje: “Por un México en Paz, con Justicia, Unidad y Desarrollo”.
Mientras algunos sectores empresariales ya aplauden las iniciativas, las cifras continúan siendo terribles. Más de 20 mil desparecidos, 63 homicidios diarios, una impunidad cercana al 100 por ciento y un porcentaje de denuncia de 2 por ciento de los delitos cometidos. Los problemas de justicia, la violencia, la impunidad, la corrupción, la pobreza y la desigualdad no se solucionan con una nueva línea telefónica de emergencia.