A fin de romper los estereotipos sobre las mujeres migrantes y contribuir al reconocimiento de sus derechos, la organización internacional Consejería de Proyectos (PCS, por sus siglas en inglés) lanzó en Guatemala, Costa Rica, El Salvador, Honduras y México, la campaña internacional “Mujeres en la migración, transformadoras del mundo”.
Fanny Polania Molina, coordinadora del Programa de Desarraigo, Desplazamiento y Migración Forzada de PCS, señaló que la campaña además busca visibilizar las potencialidades de las mujeres en los contextos migratorios.
De acuerdo con la activista, la participación de las mujeres en la migración es una oportunidad para transformar los roles de género: “El proceso migratorio se vive de forma diferenciada en tanto nuestra condición de mujeres, (además) muchas veces este proceso es doloroso, deja cicatrices, pero desde ahí las mujeres se levantan y se convierten en actoras socio-políticas”.
En formatos para radio, audiovisual y pegatinas, la campaña difunde cinco historias de mujeres centroamericanas a quienes la migración ha transformado sus vidas para siempre, todas acompañadas de la frase “Mis derechos no tienen fronteras”.
Asimismo, en cada lugar donde la campaña es presentada se invita al público a completar la frase “busco un lugar...” donde las mujeres manifiestan el deseo de “una vida digna”, “un lugar con igualdad y justicia”, “un lugar sin pobreza”.
EN BUSCA DE UNA VIDA MEJOR
Juliana García, indígena quiché de Guatemala y refugiada en México desde hace más de dos décadas, tuvo que salir de su tierra para buscar “un lugar libre de violencia”, ya que durante el conflicto armado de los años 80 indígenas quichés fueron perseguidos y asesinados por el régimen militar.
De acuerdo con la Comisión para el Esclarecimiento Histórico del país vecino, más de 500 mil personas se vieron forzadas a huir de la violencia institucional. Casi 25 años después Juliana ha vuelto a Guatemala para pedir justicia, pues según su testimonio “sí hubo genocidio”.
Rosa Nelly Santos participa en el Comité de Familiares de Migrantes Desaparecidos de Honduras. Ella se ha convertido en defensora de los Derechos Humanos (DH) y ahora trabaja para que se establezcan mecanismos y políticas públicas de protección integral a personas migrantes y sus familias.
En su testimonio explica el contexto social hondureño que obliga a las mujeres a dejar su país: “En casa cuando al padre ya no le dan trabajo, la madre te dice que como hermana mayor debes velar por tus hermanos pequeños, en otros casos te vas porque tu marido te maltrata”.
En su camino, las mujeres migrantes enfrentarán más violencia. “Son extorsionadas, abusadas o vendidas en prostíbulos y pueden ser víctimas de trata”, indica Nelly Santos.
SALIR ADELANTE… CON TODO EN CONTRA
Magdalena Brizuela Carbajal, ante el desempleo en su natal El Salvador, hace 10 años intentó llegar a Estados Unidos montada en “La Bestia”, el tren de carga que atraviesa México de sur a norte.
Un viento fuerte la hizo perder el equilibrio, perdió su tobillo izquierdo y fue mutilada su pierna derecha. Con todo en contra, salió adelante como vendedora de frutas y verduras; no se da por vencida.
Anita Zelaya Galán es madre de tres hijos que salieron de su país a ganarse la vida. Su segundo hijo migrante desapareció en el camino entre El Salvador y EU.
Después de mucho llanto, una fuerza interior le hizo fundar el Comité de Familiares de Migrantes Fallecidos y Desaparecidos de El Salvador (Cofamide), para ayudar a otras familias en su misma situación y formar un banco de datos genéticos.
La Cofamide, junto con el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), ha logrado tomar 688 muestras de ADN de 244 personas desaparecidas, de las cuales se han identificado a 32 sin vida.
Aunque Zelaya Galán no pierde la esperanza de que su hijo aparezca, reconoce que para muchas familias es necesario cerrar el ciclo de dolor, por lo que su labor ha sido de gran ayuda.
A otras mujeres la migración les ha motivado a solidarizarse con las personas en tránsito. Por ejemplo Lourdes Martínez Gómez, joven recepcionista, vive cerca del Estado de México. Su hermano emigró sin documentos “al norte”.
Al saber por lo que pasó su hermano, tuvo la iniciativa de brindar alimentos a los y las migrantes que viajan en “La Bestia” a su paso por las vías del tren de Huehuetoca, en la entidad mexiquense.
A las mujeres además de comida a veces les traen algún cambio de ropa interior, pues “son agredidas más fácilmente”.
Por su parte, la activista Fanny Polania Molina enfatizó que es necesario exigir a los Estados la protección de las mujeres en las migraciones.
Puntualizó que la campaña pertenece a todas las organizaciones que compartan su objetivo y la repliquen, por lo que invitó a visitar el sitio web www.mujeresenlamigracion.com, donde se pueden encontrar distintos materiales de difusión.
Autor:
Itandehui Reyes Díaz