La firma de Enrique Peña Nieto quedó estampada sobre el papel que promulga las leyes secundarias de la Reforma Energética, el papel que pone punto final a lo que fuera un proceso con nulo debate y de la mano con una aplanadora legislativa que terminó por entregar o vender, lo que se suponía pertenecía a todos los mexicanos, el petróleo, que deja ya de ser parte del patrimonio de la nación, para pasar a las manos de unos cuantos y de empresas extranjeras, que por si fuera poco cuentan con numerosos antecedentes de explotación laboral y desastres ecológicos.
Sin aprobación social y con una marcada corrupción del sistema, el PRI y el PAN abrieron a la iniciativa privada, un elemento tan estratégico para cualquier país del mundo como lo es el energético. ¿En verdad será la palanca de desarrollo para México como nos dicen hoy? ¿Ayudará a sacar de la pobreza a millones de mexicanos? En Movimiento Ciudadano, lo dudamos.
La Reforma Energética es un botín que se repartirá entre las élites del poder y las empresas extranjeras, mismas que se aprovecharán del enclenque marco legal, propiciado por los legisladores, para explotar sin miramiento alguno lo que por derecho es de todos los mexicanos.
Casos de sobra tenemos para dudar de las buena intenciones de marcas como Chevron o BP, que causan desastres ecológicos y amedrentan a comunidades enteras con tal de quitarles sus tierras para extraer sus riquezas naturales.
Hace poco más de 70 años, Lázaro Cárdenas comenzó con un Proyecto de Nación, la expropiación petrolera significó no sólo expulsar a las compañías que explotaban nuestros recursos naturales y a nuestros trabajadores, también abrió la puerta al desarrollo, llegaron escuelas, hospitales, teatros, alumbrado, alcantarillado y más servicios a lugares que eran hasta entonces impensables, hoy en día cuatro de cada diez pesos del gasto público son aportados por Pemex, además de discursos, buenas intenciones y portadas de revistas, ¿el Gobierno Federal tiene un plan efectivo para sustituir lo que aporta la paraestatal? Hasta el momento no lo sabemos.
Si de algo estamos seguros es de que efectivamente la Reforma Energética “Moverá a México”, pero aún más hacia al precipicio de la miseria.
