Política Exterior de México, un enfoque erronéo en las acciones

 

Política Exterior

Un error constante de esta administración ha sido confundir la política exterior con la promoción de México en el mundo, sobre todo con aquella que apela a un falso Mexican Moment y tiene como sustento el exceso y el derroche sin sentido. Política exterior no es realizar viajes de dos días —que le costaron al erario más de 7 millones de pesos—, y que no se traducen en inversiones para el desarrollo. Los resultados están a la vista: De 2014 a la fecha se han perdido más de 10 mil millones de dólares en inversión extranjera directa, lo que representa casi la mitad de lo recibido el año pasado. Realizar gastos onerosos en momentos de precariedad y desesperanza con el pretexto de la política exterior, resulta insultante para la ciudadanía.

El Presidente, con sus acciones, ha dejado en claro que su principal preocupación en temas de política exterior ha sido cuidar su imagen y la de su gobierno, dejando de lado las verdaderas necesidades del país en esta materia. No podremos encontrar una agenda política en prácticamente ninguno de los viajes realizados por el Titular del Ejecutivo, ni siquiera en momentos en que la integridad del país y de sus ciudadanos se ha puesto en riesgo; por el contrario, se ha limitado a enviar mensajes a la inversión extranjera, en ocasiones serviles y muchas veces indignos.

La idea de política exterior que ha mostrado el Ejecutivo Federal es por demás estrecha, porque la imagen de un país no depende de eventos fastuosos, sino de la magnitud y trascendencia de los acontecimientos internos: Los casos de Ayotzinapa, Tlatlaya, la Casa Blanca, y la fuga del Chapo entre otros, son los que más interés público han generado a nivel internacional y los que definen a nuestro país ante la opinión pública. El informe de especialistas presentado sobre el caso de los estudiantes desaparecidos en Ayotzinapa, dejó en claro que el gobierno ha sido incapaz de enfrentar con responsabilidad los problemas del país; la deshonestidad con que se ha dirigido a la ciudadanía y la ineficacia de sus intentos por ocultar al mundo, con publicidad y mentiras, la realidad que se vive en México.

Si realmente queremos redefinir el rol de México en el mundo, debemos partir de la realidad de nuestro país: Somos reconocidos como un Estado corrupto y en el que impera la impunidad; en el que el crimen organizado se ha adueñado de las instituciones y ha impuesto un régimen de violencia e inseguridad; en el que las violaciones a los derechos humanos son algo cotidiano; y las recomendaciones de organismos internacionales son ignoradas. Una vez que se reconozca el verdadero punto de partida, México debe tener una postura clara y oportuna sobre los temas internacionales más sensibles, comenzando con el tema de la migración donde tenemos una gran deuda con ciudadanos de Centro y Sudamérica, que son víctimas de la corrupción, la violencia y el crimen en nuestro país; y mostrando un compromiso real con temas humanitarios como el que actualmente se vive en Siria.

La lección que debe aprender el Gobierno Federal es que el prestigio de un país no se construye con giras turísticas ni con simulación, sino con una participación inteligente y honesta en la agenda política mundial.

MOVIMIENTO CIUDADANO

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