POSICIONAMIENTO SOBRE EL ASESINATO DEL FOTOPERIODISTA RUBÉN ESPINOSA
Con el permiso de la Presidencia.
Honorable Asamblea:
Ojalá que este tema fuera tan sencillo como cuando Nietzsche enunciaba en La Genealogía de la Moral una visión ascética, al decir: “¿Era esto la vida? ¡Bueno, venga otra vez!”.
Pero no, este asunto es tal y como José Ortega y Gasset lo señaló en El Tema de Nuestro Tiempo: “Se trata de consagrar la vida, que hasta ahora era sólo un hecho nulo y como un azar del cosmos, haciendo de ella un principio y un derecho”.
La vida, que es el principal derecho humano, no se le respetó a 103 periodistas que fueron asesinados desde el 1º de enero del año 2000 al 30 de junio de 2015 en el país, tal y como lo refiere la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión.
Ahora, desafortunadamente, Rubén Espinosa pasa a engrosar las filas de esa terrorífica numeraria.
Veracruz es la entidad que registra el mayor número de asesinatos de todo el país con 17, de los cuales 13 periodistas han sido ultimados en la actual administración estatal y 5 más se encuentran desaparecidos.
Aquí hemos hecho exhortos a las autoridades estatal y municipales de Veracruz, en la Cámara de Diputados se hizo lo propio y ¿De qué ha servido? Todos estos llamados a misa han dejado claro que los asesinatos, desapariciones y la violencia en contra de periodistas, la impunidad e indiferencia son la única ratio, la única doctrina.
Saber que mañana va a ser en todo lo esencial igual que hoy. Es triste y desolador el panorama para los periodistas y para el ejercicio de su profesión en el país. Durante la primera mitad del año en curso, las agresiones contra periodistas en México aumentaron 39.26% respecto al mismo periodo de 2014.
Esta situación inédita en materia de derechos humanos nos ha colocado en un descrédito a nivel internacional, ya que el ejercicio de esta profesión en el país es una de las más peligrosas del mundo.
De acuerdo al Comité para la Protección de Periodistas, nuestro país se ubica en el séptimo sitio a nivel mundial en el índice de impunidad, ranking que se realiza cada año. Por arriba se encuentran únicamente: Afganistán, Siria, Sri Lanka, Filipinas, Somalia e Iraq como los países más impunes en asesinatos de comunicadores.
En el caso de Rubén Espinosa, medios de comunicación señalan que hace unas semanas él denunció acoso por parte de varios desconocidos, luego de que documentó una golpiza a universitarios en Veracruz por parte de unos encapuchados que supuestamente eran parte de la secretaría de seguridad pública local.
En palabras del propio fotoperiodista asesinado: "Al momento de levantar la mirada veo que uno de ellos me toma una foto y me hace una seña de 'como qué quiero' o 'qué pasa', me subo al taxi y caigo en la cuenta de que fue el mismo tipo que vi por la mañana que se me había quedado viendo”."Me tuve que venir en un contexto de violencia que se vive contra los comunicadores en Veracruz; por intimidaciones…”.
Este crimen no debe quedar impune, se tiene que aclarar y se debe llegar hasta sus últimas consecuencias para deslindar responsabilidades, por ello, de conformidad con las atribuciones legales que le confiere la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en el artículo 73, fracción XXI, inciso c) segundo párrafo, la PGR debería atraer el caso.
Independientemente de lo anterior, todas las autoridades del Estado mexicano; los tres niveles de gobierno y los distintos poderes públicos, urge que tomen medidas efectivas que garanticen el pleno ejercicio del derecho a la información y la libertad de expresión e imprenta, y salvaguarden la integridad personal de los periodistas en el país.
Es por mandato del artículo 1º constitucional; del artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos; del artículo 19 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; y del artículo 13 de la Convención Americana de los Derechos Humanos.
Aquí ya no caben medias tintas. Cada pluma rota no sólo es un crimen, es un atentado, es un acto terrorista. Lo cual es inadmisible.
Es cuanto señor presidente.