Casi todo el dinero federal para ciencia y tecnología en tres años se fue en burocracia

Autor: 
Ramiro Rivera

Ciudad de México, 5 de septiembre (SinEmbargo).– En abril de este año, el Presidente Enrique Peña Nieto aseguró que su Gobierno mantendría su apuesta en la economía del conocimiento. La tecnología, de nueva cuenta, apareció como elemento del discurso oficial, pero también con su incursión salieron a flote [otra vez] compromisos hechos ya hace tiempo, los cuales no han sido cumplidos o, si acaso, apenas están en proceso.

Al rezago en incumplimientos, el Presidente agregó más promesas. En este caso mencionó el compromiso de incrementar año con año el presupuesto a la ciencia, tecnología e innovación hasta llegar en 2018 al 1 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). Sin embargo, a pesar de los discursos y todo el aparato de difusión que se ha empleado para demostrar que las intenciones van bien encaminadas, lo cierto es que las declaraciones presidenciales despiertan muchas dudas.

“Como candidato hizo una propuesta que me parece muy adecuada, de cuando menos destinar el 1 por ciento del PIB a ciencia y tecnología. A tres años, me parece que esto no se ha cumplido. estamos al 0.56 por ciento aproximadamente, por lo cual estamos muy lejos de poder considerar a la ciencia y a la tecnología como un motor de desarrollo”, dice en entrevista con SinEmbargo la doctora María Elena Meneses Rocha, profesora de Internet y Medios del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey.

“Cuando menos, con un escenario pesimista tendríamos que estar destinando el 1 por ciento para que México pudiera acceder a la denominada sociedad del conocimiento. Esto es, el conocimiento como un motor de desarrollo económico y de desarrollo social. Lamentablemente ese no es el escenario y la crisis económica (por la cual está atravesando el mundo y México no es ajeno) está planteando un escenario pesimista porque todo indicará que la inversión en ciencia y tecnología no va llegar al 1 por ciento en el sexenio, porque además del panorama nacional nos estamos enfrentando a un panorama internacional muy adverso”, agrega.

No obstante, no sólo las promesas de crecimiento resultan poco satisfactorias. También el presumido crecimiento en lo referente al gasto público federal para la “Función Ciencia, Tecnología e Innovación” que ha sido aprobado en los últimos tres años. Así, para este año la Cámara de Diputados aprobó un gasto de 62 mil 243.11 millones de pesos que, de acuerdo con las cifras del Tercer Informe de Gobierno de Enrique Peña Nieto, equivale a un incremento del 32.7 por ciento.

Sin embargo, ese mismo documento revela que uno de los problemas más importantes que enfrenta el gasto en Ciencia, Tecnología e Innovación en México es que del total, el 78.30 por ciento se destina para gasto corriente, que es necesario para cubrir los rubros de servicios personales como sueldos y prestaciones de seguridad social. Además, este porcentaje también se reparte en gastos de operación para que las organizaciones operen adecuadamente, y subsidios como ayudas de carácter social. De esta manera, únicamente el 21.70 por ciento, equivalentes a poco más de 17 millones, se asignan al gasto de inversión, necesario para la modernización y ampliación de las actividades que conforman el rubro. Una cifra que se aleja mucho de un nivel de compromiso alto.

Para la doctora María Elena Álvarez-Buylla, investigadora del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y presidenta de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad, a pesar de los aumentos en el presupuesto el panorama actual en este ramo pone en evidencia que “no es de ninguna manera una prioridad del Gobierno federal, sobre todo en ciertos aspectos de ciencia y tecnología que podrían ser más adecuados para un país como México”.

Por otra parte, también señala que el Gobierno carece de un enfoque adecuado.

“Es muy importante que haya innovación, pero que esta innovación no sea repetidora de esquemas de otros países cuyas condiciones ambientales y de biodiversidad son totalmente distintas”, dice en entrevista.

Según Álvarez-Buylla, el Gobierno tendría que tener un papel rector en el ámbito de innovación tecnológica y científica con un ancla en el interés social y ambiental del país, pero agrega que “ha hecho caso omiso de este papel rector que tienen en términos de delinear políticas de innovación tecnológica”.

“El deber del estado tendría que ser comprometerse, en primera instancia, con el beneficio público de la gran mayoría de las personas de este país, no con las empresas; con el largo plazo, con una visión que no entre en contradicción con nuestras características de país megadiverso y de país culturalmente diverso. Creo que tendría que darle a las universidades públicas una mayor cantidad de recursos y también coadyuvar a que la educación y la preparación para entrara a estas universidades fuera cada vez mejor. Porque no puede haber buen desarrollo tecnológico y científico si no hay buen apoyo a la educación”, agrega.

BUROCRACIA DIGITAL

Tabla: SinEmbargo

Tabla: SinEmbargo

No obstante existen diferencias notables en los ingresos aprobados para varias dependencias en materia de ciencia, tecnología e innovación. Eso sin mencionar la disparidad que existe entre el Presupuesto de Egresos de la Federación autorizado para 2015 y el aprobado en el primer informe trimestral de este año, los cuales pueden prestarse para crear confusiones.

“Lo que resulta es que en algunos casos el presupuesto aprobado por la Cámara de Diputados para algunos ramos, y que está relacionado con ciencia, tecnología e innovación, es mayor en un porcentaje muy importante que incluso el presupuesto que reportan en los anexos de los analíticos presupuestales”, dice Diego de la Mora Maurer, coordinador del área de Presupuesto y Políticas Públicas del Centro de Análisis e Investigación Fundar, quien además hace hincapié en que “hay ramos que gastan muy poco en investigación y que parecería que, de acuerdo a sus funciones, tendrían que gastar un poco más”.

De la Mora Maurer señala el caso particular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), cuyo gasto, según el primer informe trimestral para ciencia y tecnología, representa apenas el 0.2 por ciento del presupuesto total. “Parecería que ahí tendrían que invertir más recursos en este gasto. Lo mismo sucede con la Semarnat [ Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales] que apenas gasta el 1.2 por ciento”, agrega.

Sin embargo, además de lo extraño de los porcentajes, también es evidente que revisar las estadísticas federales resulta un ejercicio complicado por una gran variedad de motivos que van desde una metodología confusa hasta laberintos conformados por índices y subíndices en la red de redes que semejan una burocracia kafkiana.

Tabla: SInEmbargo

Tabla: SinEmbargo

Por otro lado, es inevitable que se levanten las sospechas de opacidad.

“Me parece que es una avance conforme a lo que teníamos antes”, dice el entrevistado. “Por lo menos las dependencias están haciendo el ejercicio de preguntarse cuánto de su presupuesto gastan para temas específicos y para grupos de población específicos. Ahora, pues sí, sigue siendo complicada la lectura de estos anexos y sigue faltando información. Podría hacerse un ejercicio más amplio y más informativo para saber de dónde vienen estos recursos, con qué criterio las dependencias ponen esos recursos ahí, porque al final las personas entienden mucho mejor si uno les dice que el gasto de ciencia y tecnología se ha movido de una forma u otra que si le dices que la Dirección General de Productividad y Desarrollo Tecnológico de la Sagarpa gastó tanto dinero. Entonces, vale la pena hacer un esfuerzo más amplio por informar en temas sustantivos y que además están en el vocabulario de todas las personas”, recomienda.

BRECHA DIGITAL Y COMPROMISO

Si bien el presupuesto en ciencia, tecnología e innovación ha presentado un crecimiento en lo que va del sexenio, en lo referente a los compromisos de campaña que realizó en esta materia los cuatro compromisos ni uno solo está cumplido.

Dos de los compromisos de Peña Nieto están enfocados a cerrar la brecha digital en México, así como a la creación de una Agenda Nacional Digital, con lo que pretende darle acceso a la población a una banda ancha y a las tecnologías de la información como parte de la Estrategia Digital Nacional, la cual fue presentada desde 2013.

“La brecha digital es un tema completo y puede llegar a trivializarse mucho. El cerrar una brecha digital tiene que ver con un aspecto infraestructural. En el caso mexicano no está claro cómo es que la Ley Telecom aporta o no a nivel de cierre de la brecha digital”, dice Juan Manuel Casanueva, director de la organización SocialTIC.

Foto: Cuartoscuro

La innovación tecnológica parece una presencia forzada y mal enfocada. Foto: Cuartoscuro

“Aún estamos muy lejos de que la mitad de la población esté conectada a internet y estamos muy lejos de que haya una política significativa, decisiva que establezca muchos de los ideales de la Internet. Por ejemplo, el hecho de que todos los espacios públicos puedan tener wi-fi abierto y sin costo a la población o el hecho de que todas las escuelas puedan ser centros activos y funcionales de conectividad. Aún falta muchísimo por trabajar”, agrega.

Los compromisos de Peña Nieto, en su mayoría, están enfocados en la construcción de megaproyectos que requieren dinero como carreteras, puertos aéreos y ferroviarios.

Sin embargo, más allá de la cantidad de compromisos, lo que destaca dentro de las estrategias del Gobierno Federal es una deficiencia, además de delimitar qué instancias se involucran en los rubros de ciencia, tecnología e innovación, a la hora de cumplir de manera cabal con ellos.

Así, tenemos que de los otros dos compromisos restantes, aquel referente a la creación del Centro Nacional de Tecnología Aeronáutica (Centa) de Querétaro sigue sin cumplirse, si tomamos en cuenta que su edificación se inició en 2013 y, de acuerdo con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) abrirá sus puertas hasta inicio de 2016.

Por otra parte, con tan pocos compromisos es inevitable pensar que la presencia de la ciencia y la tecnología parece una presencia forzada dentro de los planes de Gobierno, como si se tratar de un mero trámite.

“Ciencia y Tecnología no deben ser un punto en la lista del gobierno y mucho menos un discurso sino que debe ser una prioridad”, dice Casanueva, quien señala además a la educación y a la tecnología como alternativas para sostener al país.

“Será también cuestión de ver que los dichos se conviertan en hechos, y que haya programas con mayor ambición e intencionalidad para justamente tener resultados pronto y a mediano plazo en tecnología y ciencia a nivel país”, finaliza.

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