A menos de un mes de los comicios, la corrupción no deja de agobiar. Cálculos de organizaciones civiles y académicas estiman que tenerla en la entraña le cuesta a México mil 100 millones de dólares en inversiones al año. A la par, el Índice Global de Impunidad (IGI) de la Universidad de las Américas Puebla y el Consejo Ciudadano de Seguridad y Justicia del mismo estado le da al país 75.7 puntos de 100. Es decir, los números dicen sin pudor que para la mayoría de actos corruptos no hay castigo.
Los escándalos, como en cascada, no dejan de brotar. El último fue la revelación de una serie de audios en la que funcionarios de OHL pretendían exagerar diagnósticos de flujos carreteros en el Estado de México con tal de cobrar mucho más de lo que les correspondía.
Fue la corrupción el tema que eligió el Partido Acción Nacional para arrancar su campaña política rumbo a la elección del 7 de junio. Su primer spot estuvo plagado de acusaciones de corrupción al Revolucionario Institucional. Pero el tricolor no se quedó tranquilo y le respondió en el mismo formato con otras acusaciones.
¿Qué lograron estos partidos al enfrentarse por el tema de la corrupción? Expertos, politólogos, mercadólogos y ciudadanos valoran que todo fue un gran juego de cinismo porque los institutos se colmaron de señalamientos sin presentar una sola propuesta para abatir el crecido cáncer. La campaña, según los expertos, no brindó la menor esperanza.
De acuerdo con analistas, el tema del combate a la corrupción que enarbolan los partidos en campaña es sólo una simulación.
Ciudad de México, 18 de mayo (SinEmbargo).– ¿En realidad, le importa a la clase política la corrupción en México? Nadie brinda una afirmación en este paradero, a unos pasos de El Ángel de la Independencia, en el Distrito Federal, donde se espera al autobús que tiene a La Villa como destino. A esta hora de mayo de 2015, se regresa de jornadas laborales distintas, pero unidas por una coincidencia: “¡Qué jodido!, ¿no?”. Hablar de la guerra de spots que desplegó el Partido Acción Nacional (PAN) en contra del Revolucionario Institucional (PRI), apenas arrancó la campaña federal, en la que la corrupción es el tema, puede resultar un riesgo porque es el cansancio el que domina el aire.
Valentín Fuentes López hace que la pregunta rebote: “¿A quién se le ocurre burlarse de esa manera de uno mismo?”. Tiene 45 años. Vuelve de recolectar firmas de recibido, domicilio por domicilio, de los seguros que vende para cierta empresa. Condujo una motocicleta durante nueve horas. “Aquí todo está podrido. Pero a nadie le conviene limpiar el cochinero. Hacen sus anuncios nomás por pura burla, por puro juego, por hacerse los chistosos”. Vuelve la mirada a la brillosa banqueta el hombre de baja estatura y bigote renegrido.
Y la trabajadora doméstica, Estela Santos Saldívar, quien hace limpieza en una oficina de Prado Sur, de las Lomas de Chapultepec, piensa en voz alta y la mano puesta en el cuello: “Pues eso (los anuncios de campaña) es para que todos se burlen de todos. De ellos y de uno también. Pero a uno como no le da risa ver que roben los señores que quieren ser del gobierno. Yo no sé por qué quieren que a uno le de risa eso. Yo no hallo la risa”. Y Eustiquio Ramírez, barrendero del Instituto Nacional de Perinatología, quien aún trae puesto su uniforme naranja, no quiere opinar mucho. “Pues a mí qué. Aquí en México es puro robadero; pero uno… Ya mejor se calla uno”.
El mismo tema le será planteado a expertos en Corrupción y Política. Marcos Hernández, investigador asociado de México Evalúa y profesor investigador de la Escuela de Gobierno del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de México (ITESM), resumirá: “La campaña PAN vs PRI fue sólo el despliegue de la hipocresía; el taparse unos a otros, el gran juego del cinismo”. Eduardo Huchim May, experto en el sistema electoral mexicano, exclamará: “Fue sólo una forma de mover el dinero cuando la corrupción se ha convertido en el problema más importante de México”. Alfredo Paredes Zamora, director en Capitol Consulting & Communication, añadirá que en este país a nadie le interesa curar el crecido cáncer; de modo que “puede estar o no en las campañas; al final, no se quedará en la memoria”.
Y entonces, ¿cuál es el sentido de la corrupción como tema de campaña? “Pues la hipocresía”, remata el trabajador Valentín Fuentes y guarda silencio. Ya es la hora en que los autobuses de Reforma espacian su llegada. Casi es media noche y ese camión rumbo a La Villa no quiere pasar. Empieza a soplar frío en la capital del país.
I - SÓLO UN CHISTE
El priista Arturo Montiel Rojas, ex Gobernador del Estado de México. Foto: Cuartoscuro
No es la primera vez que la corrupción se convierte en tema de una campaña electoral y en el futuro, todo sale al revés. En 1999, Arturo Montiel Rojas se dirigió a los votantes del Estado de México con la frase, “los derechos humanos son para los humanos, no para las ratas”. La campaña la diseñó el publicista Carlos Alazraki. Ya al final de su mandato –en 2006– sobre Montiel pesaba una denuncia por enriquecimiento inexplicable debido a propiedades en Europa y México, una averiguación de la Procuraduría General de la República (PGR) por lavado de dinero, así como indagaciones de la Secretaría de Hacienda y la Comisión Nacional Bancaria.
Marcos Hernández, investigador asociado de México Evalúa y profesor investigador de la Escuela de Gobierno del ITESM, explica que cuando la corrupción es el ingrediente principal de una campaña política hay un riesgo inherente de generar un fenómeno paralelo. “En México hay pocos que están libre del pecado de la corrupción. Entonces, si uno acusa a otro, surge la crítica. El dicho generalizado de que nadie puede tirar la piedra hasta que esté libre despunta de inmediato”, dice.
Casi 13 años después de que Arturo Montiel equiparara a los delincuentes con las ratas, Enrique Peña Nieto (quien también, como Montiel, gobernó la entidad mexiquense, de 2005 a 2011) se postuló como candidato a la Presidencia de la República por el PRI y en campaña mostró grandes ímpetus por acabar con la corrupción. En su lista de 266 compromisos firmados ante Notario Público, el primero fue la creación de la Comisión Nacional Anticorrupción, un órgano que le permitiría contradecir al mal desde el Gobierno.
La Comisión Nacional Anticorrupción tendría ya poco más de un año de vida, si el Presidente Enrique Peña Nieto hubiera cumplido con sus compromisos de campaña al pie de la letra. Conforme a la Reforma a la Ley de la Administración Pública, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 2 de enero de 2013, la Secretaría de la Función Pública (SFP) debió ser desmantelada una vez que estuviera listo ese órgano. Pero ni lo uno ni lo otro ocurrió. El Senado de la República aprobó la enmienda el 13 de diciembre de 2013 y ese mismo día, la minuta llegó a la Cámara de Diputados. Se quedó ahí sin trámite y en el cajón de pendientes.
Luego, cuando Enrique Peña Nieto apenas tenía dos años de gobierno, el equipo de Aristegui Noticias reveló que el Presidente y su familia habitaban una casa multimillonaria en la calle Sierra Gorda de la colonia Lomas de Chapultepec del Distrito Federal, una propiedad que está a nombre de Juan Armando Hinojosa Cantú, constructor que ha recibido varios contratos del Gobierno federal. En la medida de la sospecha de conflicto de interés, el Presidente nombró Secretario de la Función Pública a Virgilio Andrade Martínez, lo que contradijo su plan de Gobierno.
Ha transcurrido casi la mitad del sexenio y las cifras hablan sin pudor. México se encuentra en el sitio 106 de 177 naciones en el Índice de Percepción de Corrupción, elaborado por la organización internacional Transparencia Internacional. Una calificación reprobatoria de 33 puntos. Cuando Peña Nieto fue candidato, el sitio era 100 de 183. Además, la corrupción le cuesta al país en estos momentos mil 100 millones de dólares en inversiones al año, según el Anticorruptómetro, una herramienta presentada en abril pasado por organizaciones civiles y académicas como el Centro de Investigación y Desarrollo Económicos, el Centro de Estudios Espinosa Yglesias y Mexicanos Primero.
“En este escenario, el ciudadano no soporta que le hablen de corrupción desde un anuncio de campaña. Y mientras no se esclarezcan por completo los conflictos de intereses que rodean al Jefe de Estado, este discurso sólo será un chiste”, expresa el experto en el sistema electoral mexicano, Eduardo Huchim May.
II - EL JUEGO
César Camacho Quiroz, presidente nacional del Partido Revolucionario Institucional.
Foto: Cuartoscuro
Todo empezó con unos relojes. El mismo día en que arrancaron las campañas federales rumbo a la votación del 7 de junio, el PAN lanzó un spot en el que criticó la supuesta corrupción cometida por priistas. Lo tituló: “PRI presume relojes millonarios”. Luego, en Twitter, se motivó la tendencia “Son pringaderas”. El anuncio consistía en entrevistas en la calle a un trajeado joven en la avenida Paseo de la Reforma de la Ciudad de México y a una afanosa mujer afuera de su casa. ¿Qué opinaban de que César Camacho Quiroz tuviera colección de relojes? Y también: ¿Qué opinaban de que distinguidos priistas tuvieran propiedades en el extranjero?
Pero, como en un juego, el 18 de abril, la revista Proceso, de circulación nacional, publicó que el responsable de elaborar este spot y toda la estrategia de comunicación del PAN, Marcelo García Almaguer, era también coleccionista de relojes de lujo, algunos de la misma marca y hasta de precios similares a los que usaba Camacho Quiroz. García Almaguer declaró como servidor público del gobierno estatal de Puebla siete relojes –tres de ellos Rolex–, así como Piaget, Patek Philippe, Elgin Shockmaster y Louis Vuiton con valor de al menos un millón 173 mil 500 pesos, la mitad de lo que valen los atribuidos al priista, publicó la revista.
¿De dónde proviene la afición por los relojes de los políticos mexicanos? SinEmbargo buscó tanto a los responsables de la campaña del PAN como a los del PRI; pero no tuvo respuesta hasta el cierre de este texto. Deseaba hacer esa pregunta; sobre todo porque al final, el reloj de diseñador se convirtió en el centro de la campaña electoral. Según el experto en Corrupción de Contraloría Ciudadana, Ernesto Gómez Magaña, este artículo pasó a ser un símbolo.
“Después de estas elecciones, el reloj ya no será un artículo utilitario; sino un producto ostentoso. Y al final, lo que se logró fue que los políticos los porten con mayor permiso social en la medida de lo superficial de la hechura de los anuncios”, dijo.
Un reportero del diario Reforma le hizo esa pregunta a César Camacho Quiroz y él brindó algunas luces con su respuesta: “Me ha cautivado siempre el fenómeno del tiempo. Parece que desde que la humanidad es tal. Aún a los neófitos nos provoca interés, no perder la capacidad para sorprendernos. El ingenio humano hace cosas tan complejas en piezas tan pequeñas”.
Pero no se trataba sólo de relojes. Sobre el PAN ya había una pesada nube negra al momento de lanzar el anuncio en contra de César Camacho Quiroz, dirigente nacional del PRI. Durante los dos sexenios panistas –de 2000 a 2012– Petróleos Mexicanos otorgó 106 contratos a la naviera Oceanografía, que ascendieron a 45 mil 986 millones de pesos. La empresa fue asegurada en abril de 2014 por presunto fraude y lavado de dinero y es la hora en que la Procuraduría General de la República (PGR) continúa sus investigaciones. Los beneficiarios de este flujo de dinero habrían sido los hermanos Bribiesca Sahagún, hijos de Martha, quien en segundas nupcias se casó con Vicente Fox Quesada, Presidente de México de 2000 a 2006.
Luego ocurrió el episodio conocido como “Los Moches”. En noviembre de 2013, en una reunión de cabildo, el alcalde de Celaya, Guanajuato, Ismael Pérez Ordaz, aseguró que diputados del PAN le exigieron el pago de una comisión a cambio de la asignación de recursos para obras en su municipio. Además del pago de la comisión, el municipio debía contratar a una empresa constructora en específico, la cual estaría vinculada con el grupo político del diputado Luis Alberto Villarreal, coordinador de la bancada panista en San Lázaro.
La bitácora de episodios en los que el ingrediente fue la corrupción quedó colmado con un video que Reporte Índigo subió al portal de YouTube en los que varios diputados del PAN aprovecharon una reunión plenaria en Puerto Vallarta, Jalisco, para disfrutar de una lujosa mansión, llamada Villa Balboa. Embriagados, en el video se ve que bailaron con mujeres contratadas. Los legisladores eran de Nuevo León, Guanajuato, Sonora, Sinaloa y el Enlace Parlamentario de San Luis Potosí.
La Comisión de Quejas y Denuncias del INE ordenó por mayoría de votos de sus integrantes, suspender la difusión del promocional del PAN titulado “Relojes-casas”, porque consideró que contenía “mensajes calumniosos” contra el dirigente nacional priista, César Camacho Quiroz, y funcionarios de ese partido. En sesión extraordinaria urgente, la comisión bajo la dirección de la consejera Beatriz Eugenia Galindo Centeno, fijó al PAN un plazo que no podía exceder las 24 horas a partir de la notificación legal para que las concesionarias de radio y televisión cancelaran los promocionales.
Pero el tricolor no se quedó tranquilo y contraatacó. Lanzó promocionales con un formato muy similar a los del blanquiazul, sólo que en los suyos eran los panistas los que protagonizaban los presuntos casos de corrupción. “El PRI “no es un partido de dejados, por lo que ha tenido que responder a los ataques recibidos”, justificó el dirigente nacional del PRI, César Camacho Quiroz en el salón “Francisco Ruiz Massieu” de la sede nacional del tricolor.
Y luego, el PAN no se quedó tranquilo y contraatacó. Reemplazó su spot en radio y televisión en el que criticaba los relojes de César Camacho por otro en el que exhibió el viaje del Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, al que habría llevado 200 invitados. Fue un anuncio de 30 segundos con una pareja de jóvenes que repudiaban la invitación para viajar junto con el Primer Mandatario, con los impuestos de los mexicanos. Enseguida, aparecía un taxista que se quejaba de que la gasolina era cara en México a pesar a la baja en el precio del petróleo.
Como en un cuento de nunca acabar, el INE suspendió el promocional. Pero la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación determinó dar marcha atrás a la resolución. Con este fallo, los magistrados de esa máxima instancia ordenaron a concesionarios y permisionarios volver a transmitir el promocional del blanquiazul cuando el partido así lo quisiera.
III - LA FLACA MEMORIA
Para Alfredo Paredes Zamora, una campaña estará hueca cuando no tenga propuesta. Y la del PAN vs PRI con el tema de la corrupción no dejó de ser una pelea sin ton ni son, una batalla para ver quién está más sucio; una guerra para ver quién tiene más ropa que lavar. El experto en hechura de despliegues electorales dice: “Esta fue una campaña en la que lo que menos importó fue el combate a la corrupción”.
¿Por qué no puede apelarse a ningún sentimiento en los mexicanos con el tema de la corrupción? “Porque en México hay una asociación entre la corrupción a gran escala y la impunidad. De modo que cualquier narrativa le parecerá un simple juego al votante”, abunda el mercadólogo.
La Organización Transparencia Internacional ha dado seguimiento a México desde los últimos dos años del sexenio de Ernesto Zedillo hasta hoy. Año tras año lo ha reprobado. Los motivos se encuentran en un acumulado de casos que si bien ocurrieron, no tuvieron ningún resultado en el ámbito judicial.
Con Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) fue el enriquecimiento ilícito de su hermano, Raúl, así como el asesinato del candidato priista, Luis Donaldo Colosio Murrieta. Con Ernesto Zedillo (1994-2000) fue el Fobaproa. Con Vicente Fox (2000-2006), el Pemexgate, las toallas de 4 mil pesos y el Vamos México de su esposa, Marta Sahagún Jiménez. Con Felipe Calderón (2006-2012), la Estela de Luz, el edificio del Senado, el fraude electoral, el descubrimiento de que el empresario de origen chino, Zhenli Ye Gon comercializaba con acetato de pseudoefedrina para fabricar metanfetaminas y a quien el hoy senador Javier Lozano supuestamente le extendió esta frase: “Cooperas o cuello (dicha por Zhenli como copelas o cuello)”. No sólo el Gobierno abona con casos. En el sector privado se han escrito las historias de Walmart, Oceanografía, Ponds, Hewlett-Packard …
“Escándalo tras escándalo, lo único que queda claro no es la corrupción de la clase política mexicana, sino su impunidad. Uno tras otro, y se denuncie lo que se denuncie, nada sucede, nadie es tocado y el presunto ilícito cometido se mantiene fuera de las investigaciones”, exclama Marcos Hernández, investigador asociado de México Evalúa y profesor investigador de la Escuela de Gobierno del ITESM.
El gigante español ha estado en el ojo del huracán tras hacerse públicas una serie de grabaciones que aluden a actos de presunta corrupción. Foto: Efe
La catarata de escándalos no deja de brotar. En medio del caos, fue dada a conocer una serie de audios en la que en ese momento, director de OHL, Pablo Wallentín y el Secretario de Comunicaciones del Estado de México –la tierra del Presidente– dialogan sobre la estancia del funcionario en un hotel del consorcio con cargo a la empresa. Enseguida, Wallentin se comunica con José Luis Muñoz, director de planeación financiera de OHL y acuerda la exageración de diagnósticos con tal de obtener más dinero del que les corresponde. “¿Estamos metiendo gol, verdad?”, pregunta Pablo Wallentin, representante de la Empresa OHL en México. “La respuesta es siempre sí”, responde al otro lado del teléfono, Muñoz. Al cierre de este texto, Pablo Wallentin había renunciado a su puesto; pero José Luis Muñoz continuaba en su puesto.
El escándalo desplomó las acciones de la empresa tanto en los mercados de México como de Estados Unidos. Pero hasta ahora, no se ha iniciado una investigación judicial. La empresa tampoco había dicho si contaba con un comité interno para escudriñar el caso y ofrecer una explicación de qué ocurrió. Ernesto Gómez Magaña, de Contraloría Ciudadana, vaticina: “El caso se irá a la memoria política en la impunidad. Esa amplísima memoria de casos deslumbrantes en los que después no pasa nada y que dejan al ciudadano sin fuerzas. Por eso, en las campañas políticas el tema de la corrupción no cabe como ingrediente en la medida en que no hay propuesta para abatirla”.
IV - QUIERO DECIR ALGO
Cuando el autobús rumbo a La Villa se detiene en el paradero cercano al Ángel de la Independencia; Eustiquio Ramírez, barrendero en el Hospital de Perinatología, quiso decir algo: “Lo más importante es que nadie se crea nada de lo que dicen ahí, esos políticos”.