Autor:
Juan Diego Quesada
A 24 horas del cierre de la campaña electoral se recrudece la violencia contra los políticos mexicanos que optan a las locales
Óscar Sánchez, candidato a regidor de Torreón, una de las ciudades más peligrosas de México, estaba a punto de salir del baño cuando escuchó a unos hombres echar abajo la puerta de su casa.
-Llevaban en la cintura armas de fuego. No sé si escuadras o revólver porque desconozco de armas. Pero sí eran pistolas.
Los secuestradores lo subieron a un coche. Era 22 de junio. Lo llevaron hasta las oficinas policiales de la ciudad. En un descuido dice que pudo llamar con el móvil a un compañero de partido. Al verlo con el teléfono en la mano, los individuos lo sacaron por la puerta trasera del edificio. Los tipos enfilaron una carretera rumbo a no se sabe muy bien dónde pero se dieron cuenta de que les seguía una camioneta. "Les dije que era el candidato Cifuentes y estos me dijeron que más valía que no siguiera chingando porque si no, nos iba a cargar la chingada a todos", relata Sánchez.
A 24 horas del cierre de la campaña para las elecciones locales mexicanas se sigue asesinando o secuestrando a políticos. Los comicios han quedado ensombrecidos por la violencia, sobre todo en las zonas dominadas por el narcotráfico y el crimen organizado. Las bancadas de los tres principales partidos mexicanos (PRI, PAN y PRD) coincidieron esta semana en la necesidad de detener la sangría. Se cuentan víctimas por cada uno de los bandos. Al menos cuatro asesinatos, tres secuestros y un intento de homicidio.
El último en caer fue Ricardo Reyes Zamudio, un candidato de izquierdas a alcalde en Durango, al norte del país. Un comando se lo llevó hace un dìa de un velatorio al que asistía y horas después apareció muerto en un paraje rural. En el pueblo donde quería ser regidor, San Dimas, se produce marihuana y goma de opio. Enjuto y con un frondoso bigote, a Reyes Zamudio se le ve bailando en una foto que colgó hace poco en su Facebook. La última entrada de su perfil es la de un joven que le pregunta, como si pudiera aún leerle, "qué pasó, por qué te asesinaron". No hay respuesta a esa pregunta. Ni en el suyo ni en el resto de casos. La impunidad que se vive en el país, donde se quedan sin resolver la mayoría de crímenes cometidos, se traslada a la política
El diputado de izquierdas Ricardo Monreal fue la mano derecha de Andrés Manuel López Obrador, el candidato que perdió el año pasado ante el ahora presidente Enrique Peña Nieto. Monreal sabe lo que es estar en el punto de mira. Lo quisieron matar. "Los gobernadores son reyezuelos. Hacen y deshacen. Así se cierran los cauces democráticos y se da pie a los asesinatos políticos. La situación es muy tensa en provincias", dice.
El PRD no presentó candidato en 39 municipios de Durango. Ni en cuatro localidades de Tamaulipas, cuyo candidato a gobernador por el PRI en 2010 fue asesinado. Los casos de violencia relacionados con las elecciones se extendieron por buena parte de la república. "Llevo 27 años viviendo en Quintana Roo (y) nunca vivimos un ambiente electoral tan violento como este. El gobernador Borge #PRI es implacable",escribió en Twitter el martes la periodista y activista mexicana Lydia Cacho,
El PRI es el único de los partidos que tendrá presencia en la renovación de los congresos a 14 Estados y alcaldías de más de 900 municipios, así como en la gobernatura de Baja California. Aunque la situación para el partido que gobernó México durante 70 años y que ahora ha vuelto al poder ahora de la mano de Enrique Peña Nieto ha cambiado. No era común que sus candidatos fuesen atacados en campaña pero ahora esa supuesta inmunidad no existe.
El PAN, la derecha mexicana, ha optado por hacerse a un lado en determinados lugares. "Tenemos amenazas muy claras de delincuencia organizada en contra de nuestros candidatos. Estamos pidiéndole responsabilidad al Gobierno", resaltó a finales de junio el presidente de ese partido, Gustavo Madero.
La violencia se ha recrudecido en cuanto se han ido agotando las horas de cara a la elección. El presidente del Consejo Estatal del PRD en Oaxaca, Nicolás Estrada Merino, fue encontrado sin vida hace una semana con tres impactos de bala en la cabeza. En el sur del país no existe un problema tan arraigado de narcotráfico, sino que los problemas tienen que ver con el cazicazgo.
Sánchez, el candidatos secuestrado en Torreón, no olvidará nunca la sensación de estar en manos de unos desconocidos mientras su compañero de partido viaja detrás intentando salvarle la vida. En busca de su colega también estaba el diputado federal Ricardo Mejía, del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). Escuchó en directo la llamada de socorro de Sánchez."Lo había plagiado la propia policía de la ciudad. Estábamos detrás de él, intentando que no lo desaparecieran. Era una situación surrealista", sostiene Mejía.
Consiguieron rescatarlo. El candidato Óscar Sánchez, casi milagrosamente, pudo declarar 48 horas lo siguiente ante la policía de su ciudad, la misma que seguramente lo había raptado: "Mayor de edad, mexicano, comerciante, con domicilio en (...) Torreón, Coahuila, ante usted, respetuosamente, comparezco para exponer que fui secuestrado".
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