Autor:
Milenio Datalab
14 de enero 2016
Un experimento estadístico reveló que las mujeres son discriminadas al momento de solicitar trabajo por su apariencia física y estado civil.
Sentir la frustración de no encontrar trabajo o darse cuenta que otros sí obtienen el puesto que buscabas, es común. Pocas oportunidades existen para saber ¿qué hicimos mal? Puede ser que nada. Puede ser que la razón real por la que no te dieron el trabajo fue tu color de piel, tu estado civil o si tienes hijos.
Gracias a un experimento estadístico realizado por el CIDE y el COLMEX, podemos saber que a la hora de enviar curriculums y que te llamen para entrevista, ser mujer con rasgos indígenas y con exactamente las mismas aptitudes y educación, es un problema; ya que tendría que mandar 28.4 por ciento más solicitudes que una mujer blanca y 15.5 por ciento más curriculums que una mujer de rasgos mestizos.
Una mujer soltera tiene ventaja, la casada necesita mandar 23.3% más solicitudes. Esta situación no se observa en hombres, lo cual sugiere que la razón por la cual se discrimina con base en apariencia y estado civil tiene un componente sexual o está asociado a la maternidad.
La discriminación laboral, en todas sus formas, se contrapone a la Ley Federal del Trabajo. Sin embargo, en muchos casos las víctimas carecen de mecanismos para denunciar o comprobar ante las autoridades tales abusos. El caso más difícil de comprobar es antes de la contratación ya que los procesos de reclutamiento no tienen requisito de ser trasparentes o de compartir información sobre los otros candidatos.
Los académicos mexicanos del CIDE y del Colegio de México, Eva Arceo Gómez y Raymundo M. Campos Vásquez, observaron ésta situación y diseñaron un experimento que les permitiera entender de manera objetiva qué tan extensa es la discriminación laboral al momento de solicitar un trabajo.
El experimento consistió en mandar 8000 curriculums a 1000 empresas con vacantes que requerían poca o nada de experiencia laboral. Los curriculums eran prácticamente idénticos, donde tres cosas variaban: alguna característica sobre la persona, el género y la foto. La foto variaba entre cuatro opciones para cada género: sin foto, una persona con rasgos indígenas, una persona con rasgos mestizos y una persona con rasgos blancos.
Al tener curriculums prácticamente idénticos no debería haber diferencia en el número de invitaciones a entrevista entre los candidatos, con la excepción de que hubiese discriminación laboral por alguna de las características. El objetivo, por lo tanto, fue determinar el número de veces que llamaban a entrevista y, en caso de haber diferencias en el número de ellas, analizar qué era lo que lo causaba.
Para medir de manera más rigurosa si la razón por la que había diferencias era por su género u otra característica, se contemplaron otros factores que pueden afectar sus posibilidades de ser llamado a entrevista tales como: edad, estado civil, conocimiento de inglés, haber asistido a una escuela privada, tener cursos de liderazgo, haber recibido becas, tener mayor disponibilidad de tiempo o tener conocimiento de otros idioma.
El estudio indicó que entre todas las características mencionadas, a las mujeres les afectó sus rasgos físicos y su estado civil. Entre los hombres, ninguna característica cambió el número de respuestas que recibieron.
Previo a ésta investigación, hubiese sido prácticamente imposible determinar si existía discriminación cuando se solicita un trabajo de manera sistemática en México.
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