Autor:
Emir Olivares Alonso
30 de noviembre 2015
Los diferentes tipos de violencia contra las mujeres en los centros laborales pueden ser contraproducentes para una empresa, ya que generan baja productividad, inestabilidad en el ambiente de trabajo y pérdida del prestigio social de la compañía. Así lo indicó Audrey Rodríguez Elizalde, académica de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
La especialista agregó que entre 29 y 42 por ciento de las trabajadoras en el país enfrentan algún nivel de violencia en sus empleos.
Las formas más comunes de agresión contra ellas en los centros de trabajo son: discriminación, hostigamiento laboral (conocido como mobbing) y acoso sexual. Esta situación viene desde la familia, la comunidad, la escuela y en el trabajo se nos hace más común; ya no la vemos como una agresión, sino como parte de nuestras costumbres, lamentó.
En la conferencia Costos de la violencia de género en los mercados de trabajo, que se realizó en la Facultad de Economía de la UNAM, la investigadora indicó que las mayores víctimas de las agresiones son las mujeres divorciadas y las viudas, seguidas de las solteras, con 25 y 23 por ciento de las denuncias presentadas, respectivamente.
La experta afirmó que 42 de cada 100 mujeres que trabajan en fábricas enfrentan este problema, al igual que 31 de cada 100 de las que laboran en alguna empresa privada y 29 por ciento de quienes lo hacen en instituciones públicas.
Una de las más graves agresiones es el acoso sexual. Rodríguez Elizalde refirió que con frecuencia es una conducta implementada por una sola persona, principalmente un superior jerárquico.
Aunque, de acuerdo con los datos que proporcionó, quienes más incurren en este tipo de violencia son los compañeros de trabajo y después los jefes o patrones: por cada 10 casos de acoso u hostigamiento, seis son perpetrados por los colegas y cuatro por los jefes.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), 19.3 por ciento de trabajadores en el país denunciaron haber sido víctimas de hostigamiento sexual al menos una vez de su vida laboral.
La Secretaría de Trabajo y Previsión Social detalla que son varias las consecuencias del acoso u hostigamiento sexual en los centros de trabajo y van desde problemas de salud físicos y sicológicos; en lo laboral como la restricción en el acceso de oportunidades de igualdad; hasta institucionales, como la imposibilidad de desenvolverse en un ambiente sano, digno y seguro, aumento de riñas entre el personal, incremento del gasto destinado a la tramitación de quejas administrativas o judiciales, disminución de la competitividad, niveles inferiores de creatividad, discriminación, normalización de la inequidad social entre mujeres y hombres, entre otros.
En cuanto al hostigamiento laboral o mobbing, la especialista indicó que esta práctica se da por uno o más individuos (sin importar el género) y se manifiesta con excesivas cargas de trabajo, insultos, humillaciones y discriminación por apariencia física, condición socioeconómica o procedencia étnica.
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