“Mira, nosotros vimos a todas nuestras familias y vecinos y amigos morir callados y amarrados de pies y manos; así que, si sabíamos que íbamos a morir nosotros también, pues decidimos mejor levantarnos en armas; cuando menos tenemos el honor de decir que en nuestro pueblo no se han vuelto a robar ni un alfiler, no se ha vuelto a ejecutar a nadie, no han vuelto a violar a ninguna niña (...); y con mucho orgullo lo digo, ocho meses llevamos ya en esta guerra y aquí no tenemos ningún delito de ninguna clase; mientras que en Morelia, con todo el poderío del Ejército, los federales, estatales y municipales, diario hay ejecutados, robados o secuestrados”. -José Manuel Mireles.
La integridad del Dr. Mireles ha sido puesta en duda por las autoridades, tras ser encarcelado hace algunos meses en el Cefereso 11 de Hermosillo. Hoy está tras las rejas un hombre que luchó por la seguridad y paz de su pueblo, mientras tanto los verdaderos criminales siguen libres, haciendo negocios ilegales a la sombra de autoridades corruptas.
Tras las llegada del comisionado Alfredo Castillo en el mes de enero de este año, pocos o nulos han sido los avances en materia de seguridad para los habitantes de Michoacán, ¿es lógico si lo comparamos con la efectividad de las autodefensas dirigidas por el Dr. Mireles? No, si tomamos en cuenta un puñado de ciudadanos bajo el nombre de “Autodefensas” con sus propios medios enfrentaron a la delincuencia organizada y lograron liberar del miedo y la violencia a un sinfín de comunidades, suena contradictorio que un ejército y policía “altamente capacitados” después de nueve meses sigan sin controlar a los delincuentes, pero es la realidad. ¿Qué es lo que sucede? ¿Quién juega del lado de los ciudadanos?
Son más los michoacanos que todos los días trabajan honradamente, los policías que a pesar de las presiones siguen del lado de la justicia, son más los que todos los días cultivan el campo y al mismo tiempo cuidan el ambiente porque saben que de eso dependen las generaciones futuras, son más los que con amor y responsabilidad ejercen su profesión, los que protegen y fomentan la cultura y las tradiciones, los niños que se esfuerzan en sus estudios para ser grandes ciudadanos en el futuro.
Nuestro país debe de ser de todos, los ciudadanos libres que con esfuerzo y compromiso por nuestra nación trabajamos todos los días por nuestras familias y por México, no de los delincuentes, ni de los políticos y autoridades corruptas, nuestra ciudadanía nos obliga a ser mejores y a construir en conjunto un país en el que nuestro entorno sea sano para todos. Nos corresponde defenderlo a todos.
Es momento de que las autoridades no sólo den una solución al problema de violencia y delincuencia que vive Michoacán y en otros estados de la República, es momento de que los resultados sean palpables y no se queden en declaraciones que se alejan de la realidad. Hoy los michoacanos y cada uno de los ciudadanos que a lo largo y ancho del país responden con honestidad, esfuerzo y trabajo, exigen y merecen un gobierno a su altura.
