El pecado verde del PRI

Autor: 
Juan Bustillos
 
Tomando en cuenta que pasó de partido hegemónico a oposición, el Revolucionario Institucional necesita de sus aliados, en especial del instituto político fundado por la descendencia del doctor Emilio Martínez Manatou.
 
Si se considera lo valioso que el Partido Verde fue para el PRI en las pasadas elecciones (160 curules de mayoría), el costo a pagar es mínimo: Tal vez una pequeña ayuda para sobrevivir a la liquidación de las multas (unos 700 millones, salvo descuentos) impuestas por el Instituto Nacional Electoral; el consulado de Orlando para el sátrapa de Chiapas, Juan Sabines, y el glorioso retorno al Senado del “Niño Verde”, que hace mucho dejó de ser niño, y verde.
 
De partido hegemónico, el PRI pasó a oposición y, hoy, para mantener el control de la Cámara de Diputados necesita de sus aliados, en especial del partido fundado por la descendencia del doctor Emilio Martínez Manatou, que nunca pudo cumplir su sueño de ser Presidente de México.
 
En estas elecciones, el PRI apenas ganó 25 curules sin ayuda de aliados, es decir, el 49 por ciento de las del 2012, cuando por sí solo obtuvo 52. Para conseguir las otras 160 requirió el apoyo del Verde. Se podría decir que de no existir alianza, el partido en el gobierno sería, en la Cámara de Diputados, una minoría ridícula.
 
Sólo en este contexto se entiende que al Verde le importe muy poco que el 100 por ciento de las prerrogativas (es decir, el dinero que los mexicanos le damos a través del INE) lo tenga que devolver por su proclividad a burlar la ley; quizás confíe en repetir la historia de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, es decir, que le repongan su inversión para conseguir más curules al PRI. Ya decía Henry Kissinger que el dinero es lo más barato en política.
 
En su momento, el PRI no tuvo empacho en maniobrar para que el entonces IFE perdonara al Verde 11 millones de pesos, cuyo gasto no podía demostrar.
 
En ese mismo episodio, el PRI tuvo la desvergüenza de reducir a 25 años la edad para ingresar al Senado, de tal suerte que el llamado “Niño Verde”, el hijo del fundador de ese partido, pudiera convertirse en Padre de la Patria.
 
Ambos pagos fueron negociados por dos de los grandes de la política, el sonorense Ricardo Castillo Peralta y Miguel Quiroz, ex presidente municipal de Puebla, ex consejero de la Judicatura y ex diputado federal. Se trataba de evitar que Santiago Creel llevara a juicio político a los gobernadores Víctor Cervera Pacheco, de Yucatán, y a Roberto Madrazo, de Tabasco.
 
Bien, pues el “Niño Verde”, Jorge Emilio Martínez, viene de regreso al Senado después de unas merecidas vacaciones, que tienen que ver con la serie de escándalos que ha protagonizado.
 
Y después de esperar, desde el jueves, el desmentido prometido por la Secretaría de Relaciones Exteriores, y de que instancias superiores en materia de comunicación de la Presidencia lo confirmen o lo nieguen, ya no tenemos duda de que Incitatus será cónsul en Orlando. Y no hay que poner en duda que el secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong, fuera definitivo para vencer la renuencia del Presidente Peña Nieto. Tres años atrás, el PRI no necesitó de bules para ganar los distritos de Hidalgo; en la pasada elección sólo pudo hacerlo con la ayuda del Verde.
 
Así, Manuel Velasco Coello tiene la garantía de que Juan Sabines podrá seguir guardando sus secretos.
 

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