México Irresponsable
Las palabras son importantes. No se puede decir que hay sol cuando afuera llueve, ni que las cosas van bien cuando todos los días vemos lo contrario. Un gobierno congruente y responsable no miente a sus ciudadanos, no los engaña.
El Tercer Informe de Gobierno nos mostró cómo el Ejecutivo Federal interpreta la percepción de los mexicanos hacia su gobierno: entiende que los ciudadanos están molestos, pero no asume la culpa de este fastidio.
Presume sus 28 viajes al extranjero, pero no dice la cantidad de dinero que se derrochó en ello. Se jacta de las 81 visitas de mandatarios de Estado a México, pero no menciona la cantidad de corresponsales de medios que llegaron a cubrir los casos de corrupción y violencia que se desataron en el país; alardea de la ampliación de acuerdos comerciales, pero no menciona en qué beneficia eso a los mexicanos.
No se puede hablar de responsabilidad cuando el país se hunde en una crisis económica sin precedentes y todas las expectativas de crecimiento van a la baja, cuando hay más de 55 millones de mexicanos que viven en la pobreza, cuando el Ejecutivo Federal no entiende cuáles son las necesidades de la gente.
Pero no se trata solo de eso. No se puede hablar de responsabilidad global cuando México se ubica en los últimos lugares en transparencia y en los primeros en corrupción. Cuando se llama la atención de los medios internacionales por tragedias como las de Ayotzinapa, Tlatlaya y Ostula. Cuando el gobierno se da a conocer en el exterior por su incapacidad e incompetencia. Cuando a pesar de que la dependencia de México al mercado estadounidense le ha costado varias crisis económicas y sigue sin aprender de sus errores impulsando reformas que lo vuelven aún más vulnerable, ocasionando que el dólar supere los 17 pesos.
No se puede hablar de responsabilidad global cuando se tiene una clase política incompetente, que se ignora la indignación de la opinión pública y cree que es suficiente un mensaje grabado para dar respuesta a todas la preguntas sobre sus escándalos e incompetencia.
El Gobierno Federal no puede evitar caer en el ridículo cuando usa la palabra responsabilidad para presumir resultados que nadie ve en su vida cotidiana. Porque ser responsable significa hacer las cosas bien, ser congruentes y respetar la confianza de los ciudadanos.