18 de Septiembre 2015
Impunidad escalofriante. Él la mata. Ellos las matan. Nosotros con indiferencia los solapamos. El asesinato cometido en contra de mujeres por el hecho de ser mujeres cabe en el delito de feminicidio y es por todos sabido que este inicia generalmente con el maltrato de niñas, adolescentes y mujeres casi siempre en el entorno familiar. Esto significa que muchas veces la violencia intrafmailiar o deméstica culmina en violencia feminicida como secuela de la carencia de un Estado de Derecho que no garantiza la seguridad de las mujeres ni el respeto de sus derechos humanos. Al respecto, me permito hacer referencia a ciertas estadísticas manejadas por algunos investigadores, en México uno de cada cuatro hogares vive situaciones violentas y en muchos de esos casos las mujeres son asesinadas.1
La Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (LGAMVLV) se promulgó en nuestro país en 2007 debido a los escalofriantes casos de feminicidios en Chihuahua que fueron de conocimiento internacional. Lamentablemente, en este caso apreciamos que solo después de que estos delitos fueron cometidos impunemente durante varios años y adquirieron cierta notoriedad, nuestros legisladores y autoridades hicieron algo por contemplar la procuración de justicia con relación al tema de violencia de género. Sin embargo, esto no significa que más allá del plano normativo se esté velando por los derechos humanos de cada mujer en nuestro país.
A partir de entonces muchas organizaciones sociales, dentro de las cuales han jugado un papel fundamental los padres y familiares de las víctimas; han realizado esfuerzos incansables para hacer visible el feminicidio, para tratar de evitar que estos se sigan cometiendo y para que se garantice justicia en los casos perpetrados. Esto ha sido llevado a cabo con el mayor de los dolores y una gran dignidad frente a esta práctica que si no se castiga contunará lacerando la vida de otras mujeres.
Como les hemos comentando este año en el Observatorio Nacional Ciudadano de Seguridad, Justicia y Legalidad nos dimos a la tarea de realizar un estudio especial titulado. Homicidio: una mirada a la violencia en México 2; en el cual se presentan algunos de los ejercicios de transparencia documentados para fundamentar que en nuestro país el tema del feminicidio aún carece de la seriedad e importancia que las autoridades de todos los niveles deberían de otorgarle.
Si bien es cierto que a partir del 2007 el feminicidio es un concepto casi generalizado en todas las entidades de nuestro país; a través de las respuestas recibidas en el ONC a las solicitudes de información del 2000 al 2014, es hasta el año pasado que 26 entidades registraron el número de averiguaciones previas iniciadas por feminicidio y son 9 los estados que sobrepasaron la media nacional en feminicidios.
De acuerdo con las cifras preliminares de 2014 proporcionadas por las procuradurías de justicia mediante solicitud de información, en ese año se iniciaron 489 averiguaciones previas o carpetas de investigación de feminicidios. Pero más allá de estos números que son el resultado de diferentes tipos de reportes, registros o falta de ellos en cada una de las entidades federativas, a la fecha, lamentablemente no tenemos un dato confiable en lo que corresponde al número y a la clasificación de los asesinatos de mujeres.
Durante la realización de esta investigación encontramos que un punto relevante en este tema es que muchos ciudadanos que no hemos vivido esta tragedia no conocemos el tormentoso infierno que es enfrentarse, además de la terrible pena de la muerte de una hija o una madre, a la violencia estructural e institucional de las autoridades que con un trato autoritario, insensible, déspota y negligente además de discriminatorio, “reciben la denuncia de un feminicidio”.
Mientras las autoridades no tengan una mirada de género en relación con este delito, continuará existiendo el encubrimiento y la minimización de los feminicidios por parte autoridades policiacas, del personal de los organismos estatales de impartición y procuración de justicia. Esto bajo ninguna perspectiva es un hecho menor pues implica que se hacen invisibles a la víctimas y se convierten en responsables de haber padecido dicho ilícito y de la violencia que es ejercida contra ellas. Simplemente bastaría que algunos de los familiares de las víctimas dieran cuenta de la falta de tacto y sensibilidad de los funcionarios cuando pugnan por la investigación y el castigo del feminicidio de su ser querido:
- ¿Pues en qué andaba su hija?
- Eso le paso seguro por cómo se vestía, ella solita se lo buscó.
- Si se dedicaba a la prostitución, así tenía que acabar.
- Seguro se suicidó todas las viejas lo hacen, ¿por qué su hija no lo haría?
Mientras que en los casos de violencia contra las mujeres, nuestras autoridades trastornen el orden legal, ético y social al excluir la responsabilidad del victimario y estimen culpable a la víctima solo por el hecho de ser mujer, continuaremos sin castigar a los culpables. Esto no debe percibirse como caso individuales que no tendrán repercusiones para la sociedad pues implica que mediante el no castigo de los sujetos activos se imposibilita frenar la incidencia de feminicidios en todos los ámbitos de nuestro país.
En muchas ocasiones hemos visto que las victimas indirectas de los feminicidios no tienen las herramientas efectivas para demandar a las autoridades el cumplimiento de sus obligaciones. No obstante, pese a esas limitantes ante el actuar de las autoridades muchos padres han estudiado por su cuenta leyes y reglamentos para seguir de cerca los procedimientos legales correspondientes a su caso y muchos de ellos han llegado a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Esta no ha sido una tarea fácil pues, en muchas ocasiones, representa ir en contra de las autoridades que debieron de apoyarlos para el esclarecimiento de los feminicidios de sus hijas, de la búsqueda y detención de los culpables que fueron eximidos de responsabilidad por la confabulación silenciosa personas con cargos públicos oficiales y de otros delincuentes con autoridad.
Nos queda claro que en la mayoría de los casos las autoridades argumentan ante la sociedad y los medios de comunicación que los feminicidios son provocados por la disgregación del tejido social, la pobreza y las condiciones de marginación. Sin embargo, últimamente el discurso favorito es que los homicidios de mujeres se deben a las acciones de grupos de la delincuencia organizada el narcotráfico y las acciones violentas entre grupos antagónicos. Como se puede apreciar este discurso oficial por sí mismo representa un obstáculo para el reconocimiento de dicho ilícito. Lamentablemente, como ha sido evidente esto no solo pasa en casos de feminicidio sino de otrp tipo de delito y violaciones de deechos humanos; tan solo hagamos memoria y recordemos la argumentación de la Procuraduría General de la República (PGR) respecto al Caso Iguala. Sin lugar a dudas, últimamente este es el tipo de letanía o el mantra oficial que solemos escuchar.
En la realización de las fiestas patrias hoy en 2015, estoy convencida de que no tenemos mucho que festejar, si bien celebramos 205 años de la independencia de México y seguimos mencionando a los héroes que nos dieron patria; me pregunto ¿dónde están los valerosos mexicanos que en la actualidad nos ayudarán a alcanzar la independencia alimentaria, la independencia tecnológica, la independencia cultural y la verdadera igualdad de géneros? Así podríamos continuar con una serie de conceptos que para nuestro país son cruciales en este momento histórico donde la percepción que tenemos los mexicanos en relación con nuestra realidad es tan vergonzosa por la falta de cultura de legalidad y el ejercicio de mejores prácticas en los ámbitos de seguridad y justicia por mencionar algunos temas que invariablemente derivan en corrupción e impunidad y que asu vez generan un clima de desconfianza y repudio ante el actuar oficial de las autoridades. Entonces, ¿qué tenemos que celebrar?
Desde el Observatorio Nacional Ciudadano todos los que formamos parte de esta organización estamos convencidos de que debemos buscar los canales posibles, las herramientas y metodologías pero sobre todo las voluntades en los diferentes frentes de gobierno involucrados, y la sociedad civil para construir un mejor país para todos sin distinción de género, raza o condición social. Ni una muerta más.
[1]“Feminicidio” disponible en:
http://www.criminalistica.com.mx/areas-forenses/criminologia/1393-feminicidio
[2]Observatorio Nacional Ciudadano de Seguridad, Justicia y Legalidad Homicidio: una mirada a la violencia en Mexico disponible en: http://onc.org.mx/2015/08/13/homicidio-una-mirada-a-la-violencia-en-mexico/