Colima: la sombra del fraude

Autor: 
Martín Moreno

8 de diciembre 2015

Lo que se creía desterrado, hoy vuelve a asomar la nariz. Lo más dañino que pudiera ocurrirle a la incipiente democracia mexicana nuevamente acecha: un fraude electoral. Y eso es lo que, a la luz de los hechos y las cifras, parece estarse perfilando en Colima.

Sí: lo que históricamente ha sido piedra angular de la sobrevivencia política del PRI: el fraude electoral —cuyo emblema es la imposición de Carlos Salinas de Gortari en 1988, tras la indiscutible victoria de Cuauhtémoc Cárdenas—, y que creíamos enterrado por siempre, aparece con algunos destellos en Colima, en una de las elecciones más cerradas de la historia.

Y ni es delirio ni mucho menos partidismo. Allí están los sucesos que están marcando a Colima a partir de la elección para elegir gobernador el pasado 7 de junio. Por lo delicado del caso, no podemos cerrar los ojos. Por lo que implicaría —un retroceso brutal en la democracia de nuestro país—, tampoco podemos dejar de abordarlo.

Revisemos el caso Colima:

1) De las actas computadas para elección a gobernador (904), hasta la noche del miércoles pasado solamente se habían revisado y concluido alrededor de 350. Entonces, ¿por qué, de manera imprudente y antidemocrática, Enrique Peña Nieto felicitó desde el martes al candidato priista, José Ignacio Peralta, cuando oficialmente el conteo de la elección no había concluido? Mueve a sospecha.

2) En Colima hay 16 distritos electorales. De ellos, el PAN resultó ganador en 12. Y de 10 municipios, el panismo se impuso en seis, incluyendo los más importantes: Colima y Manzanillo. Cuando la elección se pintaba de azul, el conteo del PREP se detuvo el lunes 8 en la madrugada.

3) La ley electoral dispone que, al haber una diferencia menor a un punto en la elección para gobernador, desde el lunes 8 de junio, el Instituto Electoral del Estado de Colima (IEEC) debió haber ordenado la apertura de todos los paquetes electorales, y no lo hizo. Ahora pretenden abrirlos hasta el lunes 15, y que transcurra la semana próxima para, según los panistas, darle tiempo a los priistas para adulterar casillas y así darle a Peralta los votos necesarios para ganar.

4) La estratégica Comisión de Denuncias y Quejas del IEEC está presidida por el priista José Luis Fonseca Evangelista, quien fue, nada menos, el abogado del grupo parlamentario del PRI en el Congreso local. ¿Con qué calidad moral y jurídica puede garantizar este personaje la imparcialidad necesaria para actuar ante las irregularidades registradas en esta elección, como fue, entre otras, la entrega de credenciales Premium Platina, con descuentos en tiendas departamentales, para favorecer al voto priista, según denuncia panista?

Colima ha sido, tradicionalmente, una reserva del voto priista. Creyeron que la elección para gobernador era un trámite y enviaron como candidato a Peralta, cercano al grupo compacto de Los Pinos. Pero en la brecha de campaña el cálculo les falló.

Peralta no sólo fue un candidato que se quedó corto en expectativas político-electorales. Enfrente tuvo a un panista que sorprendió a todos, empezando por algunos compañeros de partido que siempre lo minimizaron: Jorge Luis Preciado, quien hoy está peleando por unos cuántos votos una elección que bien podría terminar en el TEPJF.

Allí está Colima y el tufo del fraude electoral, con un PREP paralizado, un Presidente que quiso darle el triunfo al PRI por decreto, mediante una felicitación precipitada, cuando no concluía aún el recuento oficial, y paquetes electorales que no fueron abiertos cuando era necesario hacerlo.

Colima y la antidemocracia. Mucho cuidado.

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