16 de febrero 2016
Entre el 17 y el 20 de diciembre de 2015, Consulta Mitofsky, la empresa consultora que dirige Roy Campos, efectuó una encuesta entre mil mexicanos mayores de 18 años de edad, cuyos resultados cotejó con los obtenidos en sucesivos trabajos de investigación similares realizados cada año de enero de 2003 a la fecha.
Esta encuesta-investigación, que puede ser consultada en la página de la empresa (www.consulta.mx), fue llamada “México: Evolución de las identidades partidistas”.
El trabajo mereció amplia difusión y profusos comentarios en diversos medios de comunicación, porque los datos obtenidos mostraron una constante disminución porcentual de la identidad del PRI, el PAN y el PRD en el citado segmento de la población en edad de votar: de 60.9 puntos, suma de los obtenidos por los tres partidos a enero de 2003, a 44.9 a diciembre de 2015.
En resultados por separado, el PAN pasó de 20.2 puntos en enero de 2003 a 13.8 en diciembre de 2015; en esos 12 años, el PRI bajó de 26.7 a 19.8, en tanto que la identidad del PRD se redujo de 14 a 11.3 en el mismo periodo.
Este descenso del puntaje de identidad de los tres partidos dominantes también se ha visto reflejado en las urnas. Al respecto, Consulta Mitofsky concluyó sin rodeos: “Pierden apoyo los partidos grandes”.
En esta afirmación se asoma y se confirma, inequívoco, el rechazo de la ciudadanía a todos los partidos políticos, particularmente a los predominantes que, convertidos en gobierno, depositarios de la confianza ciudadana y del poder público, han defraudado a la mayor parte de la sociedad. Los pésimos resultados están a la vista:
- La corrupción infesta y pervierte la vida nacional, pública y privada, al tiempo que desprestigia a México en el ámbito internacional.
- Cual metástasis de un tumor maligno, la inseguridad crece y se reproduce en amplias zonas del país, a la par de la desconfianza en un gobierno ineficaz.
- La desigualdad social, reflejada en la pobreza en que se hallan más de 50 millones de mexicanos, contrasta con la opulencia de una minoría acaudalada e indiferente. Resulta inútil y hasta injurioso pedir “unidad nacional” en torno a políticas que agravian a la sociedad.
- La justicia y la ley naufragan en un mar de corrupción. Llenan las cárceles con inocentes o indefensos e indultan al criminal, al corrupto, y con ellos a la riqueza mal habida. Llama “misión cumplida” a la captura accidental de un criminal, mientras crecen las desapariciones forzadas, los asesinatos, los secuestros y el saqueo de dineros públicos.
- El Pacto Federal, que debiera ser soporte constitucional de la unidad de la República, está convertido en red protectora de corrupción y complicidades. Una y otra vez, desde hace años, diversas voces (incluida la Auditoría Superior de la Federación), han señalado a gobernadores y ex gobernadores: a) que han saqueado al erario; b) que se han tomado la libertad de organizar y proteger en sus territorios a las bandas criminales “para que no causen mayores problemas”; c) que han propiciado la complicidad con esas bandas de los cuerpos policiacos municipales y estatales; d) que han favorecido el secuestro y aun el asesinato para silenciar al periodismo crítico; e) que han desviado recursos públicos multimillonarios para beneficio personal; f) que tienen total libertad, manos libres pues (incluso con descaro ante autoridades electorales que parecen maniatadas) para imponer sucesor cómplice… y están impunes, convertidos en caciquillos cuyo poder autoritario deviene de la corrupción y el terror.
¿Qué hace intocables a estos reyezuelos de pacotilla? ¿La magnitud de la complicidad? ¿El tamaño de los favores hechos? ¿Cómo olvidar, cómo perder de vista que impunidad y complicidad siempre caminan de la mano? Millones de mexicanos los padecen…y esperan.
La salida no violenta a estos males que asfixian a México está, principalmente, en devolverles representación y poder a los ciudadanos.
Con esta convicción, en agosto de 2011 nuestra organización política, entonces Convergencia, resolvió por consenso convertirse en Movimiento Ciudadano.
¿Por qué el cambio de nombre? Sencillamente Convergencia ajustó su reloj a los tiempos de la ciudadanía y emprendió una profunda e histórica reestructuración al tiempo que refrendó el compromiso de recoger y encauzar las demandas ciudadanas.
Sin renunciar a principios éticos, ideológicos y políticos, el cambio implicó un gran proyecto incluyente, que abre sus puertas a todos los ciudadanos, sin distingo por su militancia partidista, para que recobren la representación que les fue usurpada y reconquisten el poder que les arrebató la partidocracia.
Hoy somos la única instancia facilitadora de un proyecto para avanzar en la vida democrática de México, con el ciudadano como eje rector de ese propósito.
Es propicio el escenario político para darle un nuevo rumbo a la nación. Las condiciones y la oportunidad para construir el gran cambio, la gran transición democrática que exigen los ciudadanos mexicanos, siguen vigentes en igual o mayor medida en que aumenta el desprestigio de la élite gobernante. A México no lo gobiernan los poderes públicos, ni los partidos, ni las instituciones, sino un grupo de interés que secuestró al país y hoy pretende hipotecar su futuro.
La democracia genuina, sin maquillajes y siempre perfectible, continúa siendo una entelequia para millones de ciudadanos mexicanos, desplazados (y aun despojados) de sus libertades desde el poder público, con la complicidad de una partidocracia sometida a sus designios.
Y sin embargo se avanza. Parecen haber pasado a la historia los tiempos en que los autonombrados “partidos grandes” se repartían o compartían entre sí, invariablemente, los tres primeros lugares en toda elección.
Con sacrificios, con esfuerzo y organización, inclusive con los dolorosos saldos que cotidianamente deja la lucha en contra de un sistema político pervertido, se avanza hacia un objetivo difícil pero no imposible de alcanzar: cambiar para hacer de la democracia no sólo un régimen político sino una forma de vida para todos los mexicanos.
Emerge la opción ciudadana
En los comicios de 2013 Movimiento Ciudadano logró el triunfo en 40 alcaldías y 14 diputaciones locales, al tiempo que mantuvo el registro en 13 estados.
En las elecciones federales intermedias efectuadas el 7 de junio de 2015, se alcanzaron más resultados tangibles para la nueva opción, al superar Movimiento Ciudadano el 8% de la votación nacional (dos millones y medio de votos) y convertirse en la fuerza política de mayor crecimiento en el país; este avance contrastó con el descenso de las fuerzas dominantes, señalado en la encuesta-evaluación de Mitofsky: bajó la identidad de PRI, PAN y PRD de 50.2 en conjunto, en diciembre de 2014, a 44.9 en diciembre de 2015.
Las victorias más sonadas, entre otras en diferentes partes del país, las obtuvieron los candidatos de Movimiento Ciudadano en el estado de Jalisco, sobre todo en la capital, Guadalajara, en importantes municipios de la zona metropolitana, como Tlaquepaque, Zapopan y Tlajomulco, así como en Puerto Vallarta. Convertidos en gobierno, y con el alcalde de Guadalajara, Enrique Alfaro, al frente, los ciudadanos gobiernan hoy a la mayor parte de Jalisco. En esos municipios emergió como primera opción Movimiento Ciudadano.
Además, de las 19 diputaciones federales en disputa en Jalisco, Movimiento Ciudadano ganó 10; el PRI obtuvo 8 y el PAN solamente una. Esos diputados y 15 más, integran la bancada parlamentaria de Movimiento Ciudadano en la LXIII Legislatura del Congreso de la Unión, que es de 25 diputados federales.
Diputados ciudadanos: el ejemplo
Los 25 diputados federales de Movimiento Ciudadano iniciaron sus labores en la LXIII legislatura con una agenda de austeridad, transparencia y combate a la corrupción: renunciaron a seguros de vida y gastos médicos, a la vez que presentaron un código de ética que cumplen a cabalidad.
Para estar del lado de la gente, renunciaron a ocho millones de pesos de una subvención extraordinaria. Determinaron, además, no aceptar “bonos” ni participar en el uso indebido de más de 180 millones de pesos al recibir una partida que no necesitan.
“No vamos a prestarnos al reparto irregular y discrecional de dinero público: el dinero de la gente no es botín que puedan repartirse”, enfatizaron en un boletín.
Los Diputados Ciudadanos devolvieron ese recurso y solicitaron se destine a acatar las recomendaciones en materia de cuidado ambiental hechas a la Cámara de Diputados en marzo del año pasado por el Grupo Eco Puma de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El caso Colima
El Tribunal Federal Electoral (TRIFE) anuló la elección de gobernador para el estado de Colima efectuada el 7 de junio de 2015, debido a los apoyos fraudulentos (plenamente probados) que recibió el candidato del PRI por parte del gobierno de esa entidad federativa.
No obstante, prevaleció la impunidad: el intento de fraude fue tan sólo un incidente a los ojos de las autoridades electorales federales, ya no se diga del corruptor gobierno priista del estado de Colima.
Las recientes elecciones extraordinarias efectuadas el pasado domingo 17 de enero fueron para reponer la que fue cancelada el 7 de junio del año pasado. En ellas ganó la coalición de cuatro partidos conformada por el PRI, el Verde Ecologista, Nueva Alianza y el Partido del Trabajo; el PAN quedó en segundo lugar.
Empero, en lucha contra adversarios superiores en recursos, Movimiento Ciudadano obtuvo el tercer lugar (12.10%), por encima de partidos como Morena (0.82%) y Encuentro Social (0.44%); inclusive superó en lo individual a los que se aliaron con el PRI: el Verde (3.88%), el PRD (que perdió su registro en Colima al obtener solamente el 1.87% de los votos), y el PT (2.17%), como se muestra en las gráficas que ilustran esta información.
Unidos, más que partidos
México no tiene Proyecto de Nación. Ninguna de las reformas implementadas por el gobierno federal implica un proyecto global de desarrollo nacional de largo aliento, que asegure bienestar, seguridad y oportunidades a los mexicanos. Solamente copiamos el modelo de Estados Unidos y de su Constitución de 1787.
En 1917 el Constituyente de Querétaro retomó las reformas plasmadas en la Constitución liberal de 1857, pero del liderazgo rebelde se pasó al caudillismo corruptor y de ahí a la inmoralidad política que padecen millones de ciudadanos.
Es necesario cambiar el modelo ineficaz y gastado que lleva más de 70 años en el poder, embozado en un bipartidismo cómplice y a veces en una simulación pluripartidista, que cada día hunde más a millones de mexicanos en el rezago, en la pobreza y en la desesperanza.
¿Quién o quiénes pueden generar el cambio para México? Los propios ciudadanos. Si dan poder y recursos económicos a gobiernos ineptos e ineficientes, tienen todo el derecho a corregir y empoderarse por la vía institucional y darle un nuevo rumbo a la Nación.
Si el poder pertenece legítimamente a los ciudadanos, tienen que ser los ciudadanos organizados en un movimiento nacional los que impulsen ese cambio con rumbo y proyecto de nación.
Comprometido con el cambio y con darle un nuevo rumbo a la nación, Movimiento Ciudadano es la opción. Está claro que la ciudadanía empieza a despertar y el pueblo, más consciente e informado, quiere un nuevo rumbo.
Afirmamos líneas atrás que la democracia no es nada más una forma de gobierno, sino una forma de vivir y comportarse a la que sólo se llega por un proceso de maduración y autoconciencia. Implica también un gran sentido de responsabilidad y la decisión, renovada cotidianamente, de sacrificarse por el bien común. Y con ello un gran valor para defender, incluso con la vida misma, la libertad y la justicia.
Supone asimismo una permanente actitud de crítica y de inconformidad y una permanente lucha por el derecho, sin violencias ni excesos.
En todo lo expuesto aquí cuentan, y mucho, dos factores:
- Uno, que la construcción de la obra tenga un soporte estratégico fundamental: la educación. La educación que libera y otorga al ciudadano responsabilidad, autenticidad, capacidad de decisión y determinación. Hace más de dos mil años, en La República (385-370 a.C.), Platón definió que para llegar a un óptimo régimen político hay que educar a los ciudadanos. Sin educación, hombres y mujeres estarán siempre encadenados a gobernantes déspotas y autoritarios.
- La unidad en el proyecto. En nuestro movimiento los ciudadanos son más importantes que los partidos políticos. Unidos somos más que partidos.