¿Ya sabes cómo te afecta la Reforma al Artículo 24 Constitucional? ¡Entérate!

¿Ya sabes cómo te afecta la Reforma al Artículo 24 Constitucional?

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El ser humano es un ser integral, es decir, se constituye no sólo por el cuerpo del que está formado, sino como un ente social que convive con amigos, familia, trabaja, se recrea y también, en la mayoría de los casos, busca sentirse cerca de esa parte inmaterial a la que llamamos “espiritualidad”.

Así pues, la espiritualidad supone una parte fundamental de la vida de un ciudadano, y es por ello que el Estado ha creado una serie de legislaciones que protegen su libertad de creencia, pues, tan diversos como somos, no todas las personas tenemos las mismas creencias y prácticas religiosas.

En el caso de la República Mexicana, es el Artículo 24 Constitucional uno de los principales encargados de darnos esa garantía de creencias y de asegurar que podamos ejercer dichas creencias con la libertad y la pasión con la que practicamos nuestro propio camino espiritual.

Citando dicho Artículo como se ha mantenido en nuestra Constitución por muchos años, este indica que “Todo hombre es libre para profesar la creencia religiosa que más le agrade y para practicar las ceremonias, devociones o actos del culto respectivo, siempre que no constituyan un delito o falta penados por la ley”

El Congreso no puede dictar leyes que establezcan o prohíban religión alguna.

Los actos religiosos de culto público se celebrarán ordinariamente en los templos los que extraordinariamente se celebren fuera de estos se sujetaran a la ley reglamentaria.”

Hasta el momento y desde la creación del Artículo 24, nuestra Patria se ha mantenido libre de disturbios de corte religioso, en las escuelas se inculca impartir educación laica, para asegurarse de que tal garantía sea respetada y, al mismo tiempo se mantenga de forma separada al clero del Estado para prevenir intervenciones políticas por parte de instituciones religiosas, que pudieran ver mermada ésta libertad de culto, como - en un repaso a la historia- , podemos encontrar en abundantes ejemplos.

Así pues, el pasado mes de Abril se aprobó la Reforma al Artículo 24 Constitucional, que modificaba el texto citado con anterioridad: se suprimió el tercer párrafo del mismo y se añadieron algunos cambios para quedar de la siguiente manera: “Toda persona tiene derecho a la libertad de convicciones éticas, de conciencia y de religión, y a tener o adoptar en su caso, la de su agrado. Esta libertad incluye el derecho de participar, individual o colectivamente, tanto en público como en privado, en las ceremonias, devociones o actos de culto respectivo, siempre que no constituyan un delito o falta penados por la ley. Nadie podrá utilizar los actos públicos de expresión de esta libertad con fines políticos, de proselitismo o de propaganda política”.

Pero, la pregunta es ¿cómo nos vemos afectados por dichas modificaciones en la Carta Magna? y ¿por qué lo que, en apariencia, son sutiles cambios a un texto, ha causado tanto revuelo en los últimos meses?

La respuesta reside en el hecho de que tales modificaciones - que dada la armonía que reinaba con el texto original, podrían considerarse como innecesarias- podrían también insinuarse como una preparación para cambios más radicales.

Por ejemplo, al permitir la libre manifestación de cualquier actividad de culto en público, a menos que "se incurra en violaciones a la ley", se traslada la calificación de legalidad de los actos religiosos a leyes y reglamentos secundarios y locales, mucho más fácilmente modificables que un artículo constitucional.

Asimismo, al eliminar el párrafo en el que se especifica que el Congreso no puede imponer una religión, se abre la posibilidad de que en un futuro, el Congreso pueda imponer una religión oficial; bastaría solamente una propuesta votada por mayoría parlamentaria.

Ésto sin duda puede representar un riesgo al generar una simbiosis entre la función pública y los intereses eclesiásticos, lo cual atenta contra el derecho que tenemos todos los mexicanos de creer en lo que así decidamos y arriesgándonos a llevar a nuestra sociedad a un potencial totalitarismo teocrático.

Por ello, es importante estar informados, más allá de juzgarnos como entes pertenecientes a distintas creencias religiosas, identificarnos como seres humanos que comparten un mismo espacio, esta gran Nación que es construida por todos como ciudadanos y en la que, el respeto y la tolerancia deben predominar y, principalmente, en la que nuestra voz será el estandarte que permita que dichas garantías sean respetadas.

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