El aprovechamiento forestal sustentable por parte de las comunidades que viven en reservas ecológicas puede ser una opción para evitar la tala desmesurada, la degradación del ecosistema e incluso una fuente de recursos económicos.
De acuerdo con el informe “Garantía de derechos y lucha contra el cambio climático”, realizada por la Iniciativa para los Derechos y los Recursos (RRI, por sus siglas en inglés), la mayoría de las ocasiones, este enfoque sustentable es subestimado para mitigar los efectos del cambio climático.
Sin embargo, menciona que en la actualidad gran parte de los administradores de las zonas forestales de todo el mundo son las comunidades locales e indígenas, las cuales tienen un gran arraigo y nexos históricos con la tierra en la que habitan.
Este tipo de superficies se encuentran ubicadas en países con ingresos bajos y medios, los cuales se enfrentan a diversas presiones de deforestación y regulaciones excesivas, por lo que se necesita mejorar las acciones para apoyar a este tipo de comunidades.
Entre algunos de estos casos, destaca la Asociación de Comunidades Forestales del Petén (Acofop), en Guatemala, la cual está conformada por 23 organizaciones indígenas y campesinas que tienen como objetivo negociar políticas con el estado y sectores industriales.
De acuerdo con el subdirector de la Acofop, Juan Ramón Girón, “cuando se creó la reserva comenzaron a aplicarse políticas restrictivas para el aprovechamiento de los bosques, lo que generó rechazo por parte de las comunidades y un clima de ingobernabilidad”.
No obstante, luego de años de trabajo y de agrupar a un mayor número de comunidades con el mismo objetivo, han podido conservar los bosques, evitar la tala clandestina e incluso generar recursos y fuentes de empleo para los habitantes de la comunidad.
Uno de los casos de éxito dentro de dicha agrupación es la cooperativa “La Carmelita”, la cual genera empleo para más de 200 personas de la zona, y aunque los recursos obtenidos no son de gran impacto para el Producto Interno Bruto guatemalteco, permiten generar mejores condiciones de vida.
También existen otros casos en el continente americano, como México, donde 8.1 millones de hectáreas de bosques se encuentran bajo el manejo de asociaciones comunitarias, con un gran potencial para almacenar carbono, el cual puede mitigar en gran medida los efectos del cambio climático.
Entre algunas agrupaciones que se han generado en el país, se encuentra la Unión de Comunidades Productoras Forestales Zapoteco-Chinanteca (UZACHI), en la sierra sur del estado de Oaxaca, la cual integran cuatro comunidades y más de 150 personas.
Estas comunidades son legalmente propietarias de los terrenos que manejan dentro del bosque, bajo la figura de comunidad indígena, y tienen una operación forestal que se puede clasificar como “silvicultura comunitaria campesina de pequeña escala”.
Esta asociación cuenta con sus propias empresas comunitarias, tales como una planta embotelladora de agua, la cual produce alrededor de mil 500 garrafones por semana, en la cual trabajan aproximadamente cuatro personas.