Ahora tendrá que ser al revés: Primero eficiencia luego hablamos de tarifas.

Hoy los ciudadanos tenemos frente a nosotros la oportunidad de exigir una nueva forma de tomar decisiones.

En los últimos días se ha informado de un posible aumento del 35% en las tarifas de agua para hacer frente a los costos de la operación de la planta tratadora de aguas residuales de la ciudad y que se prevé entre en operaciones en marzo de 2016.  

Hasta aquí parece sencillo expresarlo para posicionar la idea ante los hermosillenses y posteriormente establecer el aumento, el cual quedaría establecido en el presupuesto de ingresos del próximo año. Sin embargo, es momento de plantear las cosas al revés, desde otra visión y explicamos por qué debe ser así. 

El organismo operador de Agua de Hermosillo  es una empresa paramunicipal de gran relevancia que determina el desarrollo y planeación de la ciudad al dar la certeza de abasto de agua. Por lo tanto está  obligado a constituirse como la mejor dependencia del sector público, autosuficiente y con finanzas sanas. Pero la realidad es otra. 

En el trienio anterior (2012-2015), se incrementaron las tarifas de agua en un 47% (2013) y no se tiene claridad en donde se refleja el incremento de estos recursos: Agua de Hermosillo está más endeudada; debe más a sus proveedores y no ha cobrado eficientemente. 

En los últimos años ha sumado una cartera vencida de 937 millones 580 mil pesos. Su deuda y compromisos por pagar al 2015, de acuerdo a información que proporcionó su director Renato Ulloa, alcanza los 1,635 millones de pesos: 627 millones de pesos a proveedores; 351 millones de pesos a bancos; 414 millones de pesos a largo plazo y 243 millones de pesos para enfrentar retiro contractual. 

Ante este resultado, la empresa FitchRatings, encargada de calificar la categoría crediticia, otorgó al organismo operador de agua de Hermosillo en 2014 y 2015 la más baja de las categorías de inversión y tiene que soportarse y apoyarse en la calificación del gobierno municipal para ser factible de créditos. 

Partiendo de esta información, no es posible permitir que el costo de malas decisiones, ineficiencia o mal uso de los recursos públicos de las administraciones sea trasladado a los ciudadanos que no somos responsables de la situación actual del sistema operador de Agua de Hermosillo. 

No se puede respaldar un aumento ante la falta de información clara para los ciudadanos y ante la falta de un programa o política pública integral sobre el agua. 

Aumentar la tarifa de agua en más  del 85% en un periodo de tres años (47% en 2014, y un ajuste por inflación en el 2015 de 3.5% más el pretendido ajuste del 35%), cuando el salario aumenta un máximo 4.2 % por año, atenta gravemente contra la seguridad social de sus habitantes que no recibe a cambio un servicio de calidad, eficiente y transparente. 

La planta tratadora es una obra importante, que Hermosillo por su tamaño está obligado a tenerla. Su capacidad de saneamiento será el equivalente a la mitad del agua que consume la ciudad (40 millones de metros cúbicos al año). 

Pero ahora es al revés: Los gobiernos deben demostrar eficiencia, transparencia y buen manejo de los recursos públicos antes de incrementar o aplicar un impuesto.

Tendrán que ser más eficientes y creativos  para enfrentar las problemáticas y romper con el círculo vicioso de que cada administración se endeude o aumente impuestos por los errores de las pasadas.

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